Con la mirada puesta en las bases conservadoras, el presidente de EEUU, George Bush, sigue haciendo campaña en favor de la aprobación de una enmienda constitucional que prohíba el matrimonio gay. "Pido al Congreso que la apruebe", demandó ayer, coincidiendo con el inicio de tres días de debates en el Senado sobre este texto legal que, sin embargo, no tiene visos de ser aprobado, porque sus partidarios carecen de los dos tercios de los votos en ambas cámaras del legislativo.

"Cambiar la definición de matrimonio podría minar la estructura de la familia", subrayó el líder de la Casa Blanca. "El matrimonio es la institución más fundamental de la civilización, y no debería ser redefinido por jueces activistas", recalcó. Bush sigue defendiendo la enmienda en público para agradar a los sectores más conservadores de cara a las legislativas.