La Cámara de Representantes de EE.UU. aprobó hoy un plan presupuestario que evitaría un cierre temporal del Gobierno federal esta medianoche, pero retrasando durante un año la entrada en vigor de una parte clave de la reforma sanitaria, algo que el Senado y la Casa Blanca han advertido que no aceptarán.

Por 228 votos a favor y 201 en contra, la Cámara baja completó su tercer intento de atacar la reforma sanitaria, con un plan sin apenas opciones de convertirse en ley, lo que presagia un cierre parcial del Gobierno federal esta medianoche, cuando se agotarán los fondos no esenciales.

El Senado prevé reunirse en menos de una hora para considerar la propuesta. Se espera que elimine todas las referencias a la reforma sanitaria y vuelva a enviar a la Cámara Baja un plan presupuestario cuyo único fin sea mantener las operaciones del Gobierno, adelantaron fuentes demócratas al diario "The Washington Post".

Eso dejará a la Cámara de Representantes poco más de una hora para decidir si aceptan esa propuesta antes de que comience el nuevo año fiscal y el Gobierno se quede sin fondos para parte de sus actividades por primera vez en más de 17 años.

El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, dejó claro que no está dispuesto a ceder, en un discurso poco antes de la votación.

"No voy a negociar", dijo Boehner. "Le diré al presidente: esto no se trata de mí. No se trata de los republicanos en el Congreso. Se trata de justicia para los estadounidenses", agregó, y subrayó el "impacto devastador" que está teniendo la reforma sanitaria.

La propuesta recién aprobada retrasaría un año la entrada en vigor de la parte más importante de la reforma sanitaria, la que a partir de enero obligará a todos los estadounidenses a contratar un seguro de salud.

Además, prohíbe al Gobierno subvencionar los seguros médicos de los miembros del Congreso o de los funcionarios de la Casa Blanca, incluido el presidente, Barack Obama.

"Esos intentos (de descarrilar la reforma sanitaria) nunca se aprobarán en el Senado ni se convertirán en ley", advirtió Obama en sendas llamadas a los líderes del Congreso poco antes de la votación.

El voto de esta noche en la Cámara mostró una división creciente entre los republicanos respecto al domingo, cuando ese hemiciclo aprobó otro intento de atacar la reforma sanitaria por 231 votos a favor y 192 en contra.

En el voto de hoy, doce republicanos votaron en contra de la medida, posiblemente preocupados por el impacto que puede tener en sus perspectivas de reelección en los comicios legislativos de 2014.

Un cierre del Gobierno obligaría a enviar a casa a casi 800.000 funcionarios durante el tiempo que dure la falta de fondos y podría costar más de 1.000 millones de dólares a las arcas públicas, según la Casa Blanca.