Las calles de El Cairo están sumidas en el caos. Hasta el Museo Egipcio, emblema de la cultura universal, ha sufrido el ataque con cócteles molotov, según la cadena de televisión qatarí Al Yazira. La protesta pacífica de la plaza de Tahrir se ha transformado en una verdadera batalla campal en toda la zona centro de la capital, entre los defensores del régimen y los opositores. Los manifestantes que se oponen al dictador se niegan a abandonar las protestas pese a la petición del presidente egipcio, Hosni Mubarak, de que los ciudadanos abandonen las calles de forma inmediata. El toque de queda es solo una anécdota y los ya típicos edificios inacabados cairotas están siendo literalmente desballestados para la obtención de piedras que lanzar contra los oponentes en una guerra urbana en la que todavía no ha tomado partido el el Ejército.

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El dirigente opositor Mohammed El Baradei ha pedido al Ejército que abandone la neutralidad e intervenga para proteger a los egipcios inmersos en los combates callejeros. . "El Ejército debe tomar una posición ahora i no seguir neutral", ha dicho el Baradei en declaraciones en la cadena de televisión por satélite Qatarí Al jazera.

Sin cifras oficiales, las imágenes no ofrecen ninguna duda. Son muchos los heridos por los enfrentamientos, que varias fuentes atribuyen a miembros de la policía sin uniforme. Miles de personas participan en los enfrentamientos y la labor de los periodistas es casi imposible, ya que son objeto de agresiones, especialmente por parte de los partidarios de Mubarak.

Barricadas y cargas a caballo

Las barricadas son la nota principal en las calles del centro, aunque es difícil discernir de que bando son los que están detrás. En ese clima de confusión la integridad de cualquier persona en la zona está amenazada. Incluso se han desatado cargas a caballo y camello por parte de individuos. También se han escuchado disparos.

Los primeros enfrentamientos se han producido cuando medio millar de partidarios del régimen --y algunos policías de paisano infiltrados, según France Presse-- se han saltado todos los controles de acceso a la plaza, vigilada tanto por el Ejército como por civiles para evitar, precisamente, que grupos violentos revienten el carácter pacífico de la revuelta, y se han encarado con los miles de ciudadanos que mantienen la protesta por noveno día consecutivo con forcejeos, insultos y lanzamiento de objetos.

Discurso incendiario

El discurso de Mubarak de la noche del martes ha sido el detonante del caos actual. Los seguidores de Mubarak le defienden al grito de "Mubarak se queda". El Ejército había pedido tras el discurso de Mubarak a los ciudadanos que abandonen las protestas y retomen su vida normal. En un comunicado emitido por la televisión pública, un portavoz de la cúpula militar ha señalado que los egipcios ya han hecho llegar su mensaje y que sus demandas han sido escuchadas, por lo que es momento, consideran los militares, es necesario volver a la vida normal.

Las imágenes desgarradoras de lo que parece una verdadera guerra civil han impactado en la comunidad internacional. El presidente de EEUU, Barack Obama, ya instó la noche del martes a Mubarak a iniciar de manera inmediata el proceso de democratización del país. Ante la batalla campal retransmitida en directo, se espera un nuevo mensaje de Obama con la petición expresa de que Mubarak abandone de manera inmediata el poder para evitar un baño de sangre todavía mayor.

Postura del Ejército

La postura del Ejército está considerada clave para el desarrollo de la revuelta. Algunos analistas ya han advertido de que las tensiones en el seno del Ejército pueden incrementarse si Mubarak permanece en el cargo demasiado tiempo y si los oficiales más veteranos apoyan a un líder que ha perdido legitimidad. "Cuanto más tiempo dure esta situación, más riesgo de que la gente asocie a los militares con Mubarak. Es muy peligroso", ha señalado Faysal Itani, analista experto en África y Oriente Próximo. Si Mubarak abandona, quizá la oligarquía militar egipcia pueda preservar parte de sus privilegios acumulados durante más de 30 años de dictadura.

La oposición ha hecho oídos sordos al llamamiento del Ejército y ha pedido a los ciudadanos que sigan en las calles hasta que Mubarak dimita y que se sumen el viernes a una nueva jornada de protestas masivas, el bautizado como Viernes de la partida, en alusión a la supuesta salida del país del presidente. "Llamamos a la gente a seguir protestando en la plaza de Tahrir y pedimos a todos que participen en el Viernes de la Partida", ha subrayado Mustafa Naggar, portavoz de la coalición opositora que integran, entre otros, la Asamble Nacional para el Cambio de Mohamed el Baradei y los Hermanos Musulmanes.

Baradei

Baradei, que ha sido designado por todos los grupos de la oposición para lidera la transición, ha señalado que lo importante de la revuelta es instaurar la democracia en el país. "No estoy necesariamente interesado en presidir el país. El tema de quién va a gobernar no importa demasiado. Lo realmente importante es que será elegido por los ciudadanos", ha destacado en declaraciones a la cadena NBC.