Los iranís celebraron el miércoles el ingreso en el llamado club nuclear como si se tratara de un día de fiesta, comiendo la típica pastelería oriental. Sólo algunos mostraron cierta prudencia ante el peligro de que este acontecimiento pueda suponer la aplicación de sanciones por parte del Consejo de Seguridad de la ONU o bien de Estados Unidos, el país más duro en esta crisis. "Estoy feliz porque considero que debemos tener combustible nuclear, pero espero que esto no provoque ninguna acción militar en nuestra contra", dijo Nagmeh Moini.