El Gran Palacio del Pueblo, en la inmensa plaza de Tiananmen, acoge desde ayer la sesión anual de la Asamblea Nacional Popular (ANP), en la que los 2.900 delegados del Partido Comunista Chino (PCCh) deberán aprobar una histórica reforma de la Constitución para proteger el derecho a la propiedad privada de los 1.300 millones de chinos que viven en el gigante asiático. La reforma dará la puntilla definitiva a la economía planificada impulsada por Mao Zedong en 1949 y consagrará la progresión hacia la economía de mercado iniciada por Deng Xiaoping, sin aflojar, por ello, el control político que ejerce el régimen comunista sobre el país.

La inauguración de la sesión anual de la ANP corrió a cargo del primer ministro chino, Wen Jiabao, que empleó una hora y 50 minutos para asegurar a los delegados comunistas que no se interrumpirá la reforma y la modernización socialista. "Al afrontar los obstáculos con un espíritu indomable, obtuvimos importantes logros en la construcción de una sociedad relativamente acomodada", subrayó.

LARGA OVACION El Legislativo chino sancionó con dos minutos de aplausos formales el discurso de Wen, en el que entre otros logros, destacó el crecimiento del 9,1% del producto interior bruto (PIB), el aumento de la recaudación fiscal y del comercio exterior, la creación de 8,5 millones de empleos urbanos, el éxito del primer vuelo espacial tripulado y la victoria contra el síndrome respiratorio agudo grave (SARS).

Wen hizo una declaración de intenciones. Además de mantener el desarrollo económico estable y sostenible, dijo, su Gobierno fortalecerá la agricultura. "Tomaremos medidas políticas más enérgicas para fortalecer y proteger la agricultura, que atraviesa otro periodo crucial en su desarrollo, para aumentar los ingresos de los campesinos", dijo.

El primer ministro chino también dejó claro que Pekín seguirá cumpliendo sus compromisos con la Organización Mundial del Comercio (OMC) y combatirá la "producción y venta de artículos falsificados para proteger la propiedad intelectual".

En la alocución de Wen no podía faltar una referencia a los independentistas de Taiwán, que arrancó la ovación de los delegados comunistas. "No permitiremos que Taiwán sea separado de China por quienquiera que sea y bajo cualquier forma a la que se recurra", afirmó.

REDUCCION DEL EJERCITO La lucha contra la corrupción y la modernización del Ejército fue otro compromiso del primer ministro, que confirmó una reducción de 200.000 soldados para el 2005 (las Fuerzas Armadas tienen 2,5 millones de soldados).

Los trabajos de la Asamblea proseguirán durante 9 días en los que los delegados elaborarán el programa político y social para el 2004. El plato fuerte será, sin duda, la aprobación de la reforma constitucional, para garantizar la propiedad privada y el expreso reconocimiento que se hará de la importancia de los empresarios capitalistas. Todo, como dijo Wen, para "materializar el progreso de la civilización socialista en lo material, político y espiritual".