A las puertas de la saqueada mansión de Tarek Aziz en Bagdad se acumulan papeles, fotografías y restos de las pertenencias del viceprimer ministro iraquí, que el jueves se entregó a las tropas estadounidenses, al parecer en el aeropuerto de la ciudad. Una carátula pisoteada de un vídeo muestra a Ava Gardner y a Clarke Gable enamorados en Mogambo . A apenas unos metros, un óleo reproduce a un Tarek Aziz con gafas, joven y con un bigote recortado que imita al mostacho del mítico galán.

No era ni mucho menos Tarek Aziz un doble de Gable, pero su estilo de vida, según se desprende de la visita a la casa de tres plantas, no tenía nada que envidiar a la de cualquier estrella de Hollywood. Pasearse por su mansión guiado por unos saqueadores que se han instalado allí es reunir retazos de su vida e intuir varias caras del rostro más conocido en Occidente del régimen de Sadam.

A ORILLAS DEL TIGRIS

Sólo quedan papeles y escombros en los suelos de la mansión situada a orillas del Tigris. Los saqueadores se han llevado hasta los enchufes. Pero los papeles tienen más valor de lo que creen los Alí Babá . Y los restos del saqueo hablan del Tarek Aziz lector de Balzac y de Voltaire. Y del melómano que tenía un vinilo de la discográfica Hispavox con piezas de Manuel de Falla como La danza del molinero o Viva Navarra .

También conserva la mansión ecos del Aziz amante del lujo, como esa piscina, ahora sucia y llena de escombros, con salida al cuidado jardín, vistas al Tigris y delicada cerámica. O el apartamento frente a las casuchas prefabricadas donde vivían sus guardaespaldas. O esa majestuosa escalera de caracol ahora carbonizada. O los restos de habanos y de whisky Chivas que guardaba en una cámara frigorífica, junto a botellas de los mejores caldos.

"Organizaba grandes fiestas, para cientos de personas, en las que contrataba a bailarinas", explica su cocinero, Benyamin Aziz. Para fiestas más multitudinarias, el político iraquí tenía la casa de campo de Fahama, en las afueras.

La mansión también muestra la compleja religiosidad de este cristiano caldeo que se cambió su nombre original por el árabe Tarek Aziz (Camino Sagrado ): en la mansión conviven los restos de una Biblia con una inscripción del Corán en un friso. A Aziz --cuyo último viaje antes de la guerra fue a Roma, para entrevistarse con el Papa-- no se le ve en su parroquia habitual desde la boda de su hijo Ziad, hace 10 años. Eso sí, acudía más a menudo junto a su esposa --a la que su cocinero define como "recta, devota y tacaña"-- a la iglesia de San Salvador, en cuyo cementerio se encuentra enterrada su madre.

TIERRAS ARRENDADAS

Atada a una boya junto a la casa, una barcaza era utilizada por los hijos de Aziz para ir a las tierras de la familia al otro lado del Tigris. En esas 25 hectáreas, Aziz arrendaba tierras a cambio de 1,5 millones de dinares al año (unos 800 euros; más de 133.000 pesetas) a humildes granjeros.

"Cultivamos patatas, cebollas y mantenemos una granja de pollos", explicaba ayer Hatem Mohamed, de 40 años. La subsistencia de su familia de siete hijos --desharrapados, sucios-- depende del alquiler de estas tierras. "Supongo que el nuevo Gobierno nos las alquilará", comentaba Hatem ayer. Quién sabe a quién pasará la propiedad de las tierras del viceprimer ministro ahora que el Clark Gable de Bagdad está entre rejas.