El Consejo de Seguridad de la ONU inició una reunión de urgencia sobre la situación en Siria tras la denuncia de la oposición de un ataque con armas químicas que habría causado hoy al menos 1.300 muertos a las afueras de Damasco.

El encuentro, que se celebra a puerta cerrada desde las 19.00 GMT en la sede central de Naciones Unidas en Nueva York, fue convocado por la presidencia argentina del Consejo de Seguridad a petición de Francia, Reino Unido, Luxemburgo, Corea del Sur y Estados Unidos.

La reunión se produce después de que la Coalición Nacional Siria (CNFROS) denunciara que al menos 1.300 personas murieron hoy en un supuesto ataque con armas químicas en los alrededores de Damasco, acusación negada por las autoridades sirias de manera inmediata.

Rusia, uno de los cinco miembros permanentes del Consejo que participa en las consultas y tradicional aliado del régimen sirio, aseguró a través de su Ministerio de Exteriores en Moscú que el ataque de hoy se lanzó desde posiciones ocupadas por los rebeldes.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo estar "conmocionado" por esta nueva denuncia, y anunció que la misión de expertos que se encuentra en Siria para investigar otros presuntos ataques negocia con las autoridades para estudiar este último incidente.

Una de las opciones que se barajan en este momento es que el equipo liderado por el profesor sueco Ake Sellström, que llegó a Siria el pasado sábado con un mandato inicial de catorce días, investigue también este nuevo incidente.

El régimen de Damasco y Naciones Unidas continúan discutiendo "en paralelo" otras posibles denuncias de uso de armas químicas tal como acordaron en julio ambas partes, según dijo un portavoz de la ONU, Eduardo del Buey, en una conferencia de prensa.

El secretario general, añadió el portavoz, reafirmó nuevamente su determinación para que se investiguen todas las denuncias, y reiteró que de confirmarse el uso de armas químicas sería una violación de las leyes internacionales.

Los rebeldes criticaron hoy la pasividad internacional ante el supuesto ataque químico, según dijo en Estambul el portavoz de la CNFROS, George Sabra, una actitud que interpretan como un respaldo al régimen de Bachar al Asad.

Por su parte, el régimen sirio confirmó que lanzó hoy una gran ofensiva sobre los barrios de la periferia de Damasco controlados por los rebeldes, pero desmintió que haya utilizado armas químicas, como ha denunciado la oposición.

Tanto el Gobierno de Damasco como los insurgentes se han acusado recíprocamente de emplear este tipo de armas en Siria, uno de los siete países que no ha firmado la Convención sobre Armas Químicas de 1997.

Desde que estalló la guerra civil en Siria, en marzo de 2011, han muerto más de 100.000 personas y casi 7 millones necesitan ayuda humanitaria de emergencia, según las últimas cifras de Naciones Unidas.