Las cuatro suicidas, mujeres. Este dato es, junto al elevado número de muertos, que sobrepasa el medio centenar, la principal característica que ayer marcó una de las jornadas más sangrientas del año en Irak. Cuatro atentados, tres en la capital, Bagdad, y otro en Kirkuk, la petrolera ciudad del norte, se saldaron con, al menos, un total de 50 muertos y 250 heridos. Volvió, pues, la violencia extrema al territorio después de varias semanas de descenso considerable.

A pesar de que ninguna organización ha reivindicado la cadena de atentados, los ataques llevan el sello de Al Qaeda, precisamente por el objetivo. Las tres explosiones coordinadas de Bagdad estaban destinadas a acabar con la vida de peregrinos chiís que se dirigían hacia Kazimiya, donde se encuentra el santuario de Musa Al Kazem, para participar en los actos de aniversario de la muerte del imán. Al Qaeda considera herejes a los chiís, la mayoría musulmana en Irak.

La jornada vivida ayer en Irak pone de manifiesto que la organización terrorista está incrementando el uso de mujeres para cometer atentados suicidas. El motivo es que las féminas pueden evadir con más facilidad la seguridad. En lo que va de año en Irak, 20 mujeres han hecho estallar los explosivos que cargaban. En algunos se han utilizado niños y personas discapacitadas.

Los tres atentados de Bagdad, con 28 muertos, tuvieron lugar en el corazón de Karrada, uno de los barrios comerciales de la ciudad. En Kirkuk, 250 kilómetros al norte de la capital, el atentado suicida protagonizado por una mujer mató a 22 personas.