"Lo que sucede dibujará un nuevo mapa de la región". Estas palabras de Yuval Diskin, director del Shin Beth (los servicios de espionaje internos de Israel), establecen el marco político de la crisis generada por el secuestro del soldado Gilad Shalit. Una situación que nace de la victoria electoral de Hamás en enero, que no puede desligarse de los planes unilaterales de Israel en Cisjordania y que probablemente acabará con una Autoridad Nacional Palestina (ANP) muy debilitada.