En las filas del Gobierno francés se digiere mal el interés --y las fuertes críticas-- que han despertado en los medios de comunicación las polémicas sobre el turismo sexual del ministro de Cultura, Frédéric Mitterrand, y el nombramiento del hijo del presidente, Jean Sarkozy, al frente del centro de negocios de La Defense. A la vista de que sus argumentos no han logrado aplacar el escándalo, los dirigentes de Nicolas Sarkozy han arremetido contra los medios de comunicación, acusándoles de querer "destruir" al jefe del Estado.

El jefe de filas de la mayoría parlamentaria, Jean- François Copé, ha denunciado "una campaña de una violencia absolutamente inaudita" por parte de France 2, la televisión pública. Varios ministros se han lanzado también a la carga contra los medios calificando el seguimiento informativo sobre el meteórico ascenso del vástago del presidente de "histeria colectiva antisarkozysta", "maniobra de desestabilización" o de "instrumentalización".

Las asociaciones de periodistas consideran que estas acusaciones manifiestan que hay tensión en las filas del poder, que temen que vaya en aumento a medida que se acerquen las elecciones regionales del 2010. La gran repercusión de la polémica fuera de Francia preocupa al Elíseo por el perjuicio en la imagen internacional de Sarkozy.