En un día en que los hoteles para la ceremonia de investidura de Barak Obama estarán completos y las entradas a los bailes valdrán una fortuna, un empresario ha sacado su chequera para dar a los marginados su propia fiesta de lujo.

Earl W. Stafford, un afroamericano de 60 años del condado de Fairfax (Virginia), desembolsará un millón de dólares a través de su fundación familiar para proporcionar a cientos de desfavorecidos una experiencia inolvidable en un día histórico para EEUU.

Para ello, el empresario, propietario de una compañía tecnológica que suministra sistemas de simulacro de armas al Ejército, ha reservado parte del hotel JW Marriott, uno de los que aspiran a hacer su agosto el 20 de enero, con la toma de posesión de Obama como presidente de Estados Unidos.

El paquete que ha adquirido el filántropo incluye 300 habitaciones y cuatro suites para sus invitados, a los que obsequiará con bebidas y comidas por importe de 200.000 dólares y con la vista privilegiada que ofrece el céntrico hotel a la avenida por donde desfilará el primer presidente afroamericano de EEUU.

El empresario ha organizado un desayuno de oración el día previo a la toma de posesión, otro dedicado al líder afroamericano de los derechos civiles Martin Luther King el mismo 20 de enero y dos bailes en la noche de la investidura.

Para ello ha tenido que gastarse otros 600.000 dólares, pero ya ha encontrado quienes contribuyan al evento, al que ha denominado "Proyecto de Investidura del Pueblo", explicó a Efe Stafford, quien fundó en el 2002 una fundación sin ánimo de lucro para ayudar a los desfavorecidos y que lleva su nombre.

Junto a su familia ha invitado a unas mil personas a cada acto que organiza ese día, salvo al "baile de la juventud", al que asistirán unas 300. Un tercio de las invitaciones serán entregadas a "cientos" de personas que viven, por una causa u otra, marginadas de la sociedad, y que podrán disfrutar, a coste cero y con todo lujo de detalles, de una ceremonia a la que de otra manera no hubieran tenido acceso.

Con esta iniciativa, la familia Stafford quiere ayudar a aquellas personas que han trabajado duro y han hecho todo bien en su vida pero que se han quedado sin trabajo o casa o se han visto perjudicados por otras circunstancias de la vida.

El empresario tuvo la idea del evento en marzo, cuando todavía no habían concluido las elecciones primarias y aún no se sabía qué candidato iba a convertirse en el próximo presidente de EEUU, dijo Stafford en una breve entrevista telefónica con EFE.

"Me salió del corazón", relató el empresario. "Cuando aún no tenía una idea clara de lo que quería hacer conté la idea a mi familia, que compartió mi entusiasmo" explicó.

En principio, la fiesta iba a beneficiar a "un pequeño grupo de personas" y para ello reservó antes del verano una suite presidencial en otro hotel de la capital.

Pero a medida que avanzaban los preparativos, "guiado por Dios", la idea original iba transformándose y adquiriendo magnitud. Amanda, la esposa de Stafford, se mostró igual de satisfecha con la iniciativa: "me siento feliz por poder aportar algo a estas personas", señaló a EFE.

La esperanza de la familia Stafford es que su ejemplo contagie a otros a ayudar a su comunidad sin buscar un beneficio.

El empresario dijo estar "encantado y entusiasmado por la esperanza" que simboliza la nueva Administración estadounidense, pero, destacó, este evento no se ha organizado por Obama y se hubiera organizado también con otro presidente o presidenta.

Stafford, un oficial de las Fuerzas Armadas retirado que votó por Obama en las elecciones y ha contribuido a su campaña con 4.600 dólares, según el Washington Post, estaría encantado si el presidente electo acudiese a su fiesta.

"Siempre tenemos la esperanza de que el presidente electo decida venir (al hotel) y saludar a la gente. Pero eso depende de él", concluyó. El día de la investidura, a la que se prevé asistan entre 3 y 5 millones de personas, Obama y su esposa Michelle, se pasarán por algunas de las fiestas más prestigiosas, como manda la tradición.