Corea del Norte y Corea del Sur dieron ayer el primer paso para poner fin a la anomalía histórica que significa la vigencia del estado de guerra entre ambos países desde 1953, cuando se rubricó el armisticio que puso fin a la contienda de Corea. Kim Jong-il y Roh Moo-hyun, máximos dirigentes de ambos países, firmaron ayer, en la jornada final de la histórica cumbre intercoreana de Pyongyang de los tres últimos días, una declaración en la que se incluye un llamamiento para la convocatoria de una cumbre de jefes de Estado de los países participantes en aquel sangriento conflicto, con el objetivo de firmar un tratado de paz definitivo.

EEUU y China lucharon en ambos bandos y firmaron el armisticio de 1953, por lo que su participación en una hipotética cumbre de paz intercoreana es indispensable. Moderando sus críticas hacia el régimen norcoreano, la Casa Blanca condicionó su participación en un tratado de paz y aseguró que la normalización de relaciones entre las dos Coreas dependerá de que el régimen de Kim Jong-il respete sus compromisos sobre el desarme nuclear. "Existe un proceso; hay ciertas acciones que esperamos que Corea del Norte emprenda para fines de año, como el desmantelamiento del complejo nuclear de Yongbyon", recordó el portavoz de Seguridad Nacional, Gordon Johndroe.

CAUTELA DE WASHINGTON La cautela inicial de Washington no impidió que los términos de la declaración conjunta firmada ayer en la capital norcoreana rozasen la euforia: "Corea del Norte y del Sur comparten la percepción de que hay que poner fin al actual armisticio y construir un régimen de paz permanente", reza la declaración. "Para este fin, acordaron cooperar mutuamente en la organización de una reunión de los jefes de Estado de las tres o cuatro partes directamente concernidas y declarar el fin de la guerra de Corea", proclama el documento rubricado ayer. Ambos países se proponen "transformar las relaciones intercoreanas en lazos de respeto mutuo y confianza, trascendiendo las diferencias en su ideología y sistemas". Además, proclaman su voluntad de "no interferir en los asuntos internos del otro" y de "resolver las cuestiones y contenciosos con un espíritu de reconciliación, cooperación y reunificación", concluye el texto.

El buen entendimiento en el plano político se trasladó a otras áreas, como el desarme nuclear o los intercambios económicos y financieros. En el texto se incluye el compromiso de respaldar las conversaciones a seis bandas que se celebran en Pekín, lo que en el plano práctico constituye la primera ocasión en que el amado líder norcoreano, Kim Jong- il, se compromete personalmente con la desnuclearización de su país. Precisamente, el día anterior, en el marco de las conversaciones a seis bandas, la delegación norcoreana se había comprometido a informar detalladamente de las instalaciones nucleares que alberga.

MAS COOPERACION En el plano económico, ambos mandatarios abogaron por ampliar las inversiones y los proyectos industriales conjuntos. Se establece la creación de una zona de paz en el mar Oriental que incluye la creación de una zona de pesca conjunta, la construcción de una zona económica especial, además de permitir el libre paso de los barcos civiles. Los analistas coinciden en que aún es pronto para proclamar que el actual deshielo intercoreano llegará a buen puerto.

El acuerdo anunciado el miércoles para desmantelar la principal instalación nuclear norcoreana está repleto de ambigüedades que podrían hacer descarrilar el proceso. "Diría que se trata de un pequeño paso hacia la desnuclearización; útil y mejor que el que teníamos, pero muy limitado", valoró Joel Wit, de la Universidad de Columbia.