El Ejército de EEUU no está acostumbrado a recibir órdenes, a compartir el control, mucho menos a subordinarse a otras fuerzas. Pero en Haití la emergencia ha alterado muchas cosas. Y aunque el lugarteniente general Ken Keen, mando de las fuerzas estadounidenses en el país caribeño, habla de "apoyo" y "asociación", en algún momento tiene que usar esas expresiones para corregirse a sí mismo cuando se le escapa la palabra "under" (bajo). ¿Bajo mando?

"No es una cuestión de quién manda, quién tiene el control; es una cuestión de unidad de esfuerzo", aclara Keen, jefe del mando sur de EEUU. Está al lado del general Peixote, el brasileño que dirige las fuerzas internacionales de la Minustah, la misión de la ONU en Haití, amigo suyo desde hace 25 años. No son ni las siete de la mañana de ayer, y los dos han hecho un despliegue de claro objetivo mediático en una de las distribuciones de ayuda en Cité Soleil, el barrio más marginal de Puerto Príncipe.

TRES ENSEÑAS Las banderas de ambos países y la haitiana cuelgan de los 10 camiones desde los que los soldados reparten agua y comida (raciones militares en el caso de EEUU; bolsas con arroz, aceite, pasta, latas de sardinas y harina en el brasileño). Y ellos hablan con un puñado de periodistas para insistir en lo productivo del trabajo conjunto.

"Acabamos de empezar esta operación coordinada por la Minustah, y puede ser mucho más efectiva", asegura el general Peixoto, que trata de desmentir que la llegada y el protagonismo de las tropas de EEUU hayan provocado malestar entre los militares de la Minustah (a los que, pese al desmentido, se les puede oír esporádicamente criticando a los estadounidenses).

"Hemos establecido una asociación muy productiva, donde el papel de cada cual está establecido por un protocolo firmado por las dos partes", dice el general brasileño. Se refiere a un documento avalado por el Gobierno haitiano, que firmaron el pasado viernes el jefe de la Minustah, Edmond Mulet, y el embajador de EEUU en Haití, Kenneth Merten, que ratifica que la ONU es la encargada de coordinar la respuesta humanitaria internacional y el enviado especial de la ONU, el cargo de mayor rango con autoridad sobre las actividades de las Naciones Unidas.

Son aclaraciones necesarias. Ya hay más de 13.000 soldados estadounidenses en tierra y aguas haitianas y Washington anunció el sábado que incrementará esa presencia hasta los 20.000 soldados. Además, no falta quien cree que EEUU puede haber identificado Haití como un enclave estratégico por su cercanía a Cuba y Venezuela, y podría aprovechar el desembarco en la isla para reforzar su presencia en el país una vez que pase la fase de ayuda humanitaria. A la lista de teorías conspirativas, se suma la de los que piensan que una intervención como la actual es el mejor entrenamiento por si un día los estadounidenses desembarcan en Cuba.

Para todas las preguntas sobre los objetivos, supuestamente oscuros, de EEUU, el lugarteniente general Keen usa una respuesta similar: "Diré que estamos aquí por invitación del presidente René Préval y del Gobierno de Haití. Nuestro objetivo inmediato es proveer asistencia humanitaria, y estaremos aquí todo el tiempo que se nos necesite y se nos pida que nos quedemos".

Keen también contesta a los que vieron un mensaje de algo más que ayuda el aterrizaje de helicópteros en el palacio presidencial derruido, emblema de un Estado colapsado. "El palacio está cerca del Hospital General y su director nos había pedido ayuda para asegurar las puertas de entrada y evacuar pacientes necesitados de atención urgente. No había ningún mensaje oculto. Somos transparentes. Hemos venido aquí a ayudar al pueblo haitiano".

El impresionante despliegue, según Keen, es "necesario" para dar "tanta ayuda como sea posible a la Minustah en la forma más efectiva y eficiente". "Sería una tragedia si no tuviéramos fuerzas suficientes para alimentar a la gente", añade.

Quedan más dudas y hay que perseguir a Keen para arrancarle respuestas y, aunque genéricas, las da. Cuando se le pregunta qué acciones se plantea EEUU ante la posibilidad de un éxodo masivo de haitianos que intentaran alcanzar suelo estadounidense, contesta con diplomacia: "La respuesta es dar asistencia humanitaria para que emigrar no sea necesario".

NERVIOS Los generales se van poco después de la distribución. La fila organizada por líderes comunitarios sigue fluyendo por el interior del perímetro custodiado por casos azules. Pero quienes no tendrán acceso hoy a la comida y el agua empiezan a ponerse nerviosos y la situación degenera. Los coches oficiales ya se han marchado cuando, en el aire, los gases lacrimógenos, lanzados por las fuerzas de la ONU como advertencia, empiezan a meterse en lo más profundo de la garganta y a hacer llorar.