El Ejército de EEUU prevé que los ataques de la resistencia iraquí aumentarán a medida que se acerque el 30 de junio, la fecha prevista para el traspaso de poder a un Gobierno iraquí. "Esperamos periodos de aumento de la violencia", declaró ayer Ricardo Sanchez, comandante de las fuerzas de EEUU en Irak.

Sanchez se sumó así a la opinión del secretario de Defensa de EEUU, Donald Rumsfeld, quien en su visita del sábado a Irak valoró con prudencia el descenso de ataques. Sanchez, además, calificó de "vital" encontrar a Sadam Husein --"la aguja en el pajar", ilustró-- para demostrar que el antiguo régimen "no volverá".

LISTOS PARA LUCHAR "Estamos listos para combatir el aumento de la violencia", dijo Sanchez, un hecho que es evidente en Bagdad. Las fuerzas de EEUU afrontan la situación de dos formas: lanzando contundentes operaciones militares y atrincherándose, convirtiendo los centros de la coalición en imponentes búnqueres.

La presencia militar en las calles de Bagdad ha bajado, algo que no impide los ataques, pero que contribuye a su descenso. Sin embargo, ayer en Mosul murió un soldado en un atentado contra un convoy.

Son iraquís quienes defienden los ministerios, patrullan las calles y forman la primera línea de seguridad de los edificios de la Administración civil y militar de EEUU. Tras ellos, se hallan los militares, lejos del alcance de un coche bomba. Muros de cemento, alambradas y armas ligeras han sustituido a los tanques. Todo ello da a Bagdad un aspecto taciturno, de calma aparente, que oculta que todo puede estallar en cualquier momento.

Atrapada entre las fuerzas de ocupación y la resistencia, víctima de una posguerra como mínimo tan sangrienta como la misma guerra, está una población que aún no tiene electricidad de forma regular y que está más preocupada por sobrevivir al día a día que por lo que deparará el futuro político.

INFECCION DE UN PARASITO Por otra parte, cientos de soldados estadounidenses desplegados en Irak han sido infectados por un parásito, conocido como leishmaniasis, que causa lesiones en la piel. Hasta ahora se han diagnosticado 150 casos, pero esa cifra puede aumentar. Ninguno de los militares ha desarrollado la forma visceral, que por lo general ataca el hígado y el bazo y que puede acarrear la muerte.