El republicano Chuck Hagel será el próximo secretario de Defensa de EEUU, y el primero en haber combatido en Vietnam. Tras enfrentarse a una feroz campaña de desprestigio por parte de sus correligionarios, que le acusan de ser un «radical», demasiado duro con Israel y demasiado blando con Irán, el Senado votó ayer para romper una nueva maniobra de filibusterismo que hubiera vuelto a retrasar su nominación. Desactivado el obstruccionismo, la Cámara alta se disponía anoche a ratificarlo en el cargo, ya sin sorpresas, porque le bastan los votos de la mayoría demócrata en el Senado.

El camino de Hagel hasta el Pentágono ha estado lleno de minas. Los republicanos no solo han examinado con lupa cada uno de sus discursos y votos como senador, sino que han abanderado bulos como el que acusaba a Hagel de haber cobrado de oscuras organizaciones como La Liga Juvenil de Hizbulá o Amigos de Hamás a cambio de hablar ante ellas, grupos que, a la postre, no existen. Y dos semanas atrás frenaron su nominación recurriendo al filibusterismo, una maniobra de obstrucción que nunca se había aplicado con un secretario de Defensa.

La ratificación de Hagel es una derrota para los neoconservadores y los lobis proisraelís, a los que el exsenador acusó en su día de «intimidar» a la clase política en Washington. Aunque la gran mayoría de organizaciones proisraelís han cuestionado sus posiciones y su preparación para dirigir el Pentágono, solo dos han hecho públicamente campaña para frenar su nominación: la Organización Sionista de América y la Coalición Judía Republicana.

Hagel no va a tener demasiado tiempo para adaptarse a su nuevo cargo. Si nadie lo remedia antes, el viernes entrará en vigor un paquete de recortes draconianos que ascienden a 86.000 millones de dólares para este 2013, más de la mitad de los cuales afectarán a Defensa. El Pentágono lleva semanas advirtiendo de que los tijeretazos podrían tener un efecto «devastador» sobre el Ejército, afectando a la preparación y el equipamiento de las tropas, congelando distintos programas armamentísticos y obligando a despedir temporalmente a miles de empleados civiles que trabajan para Defensa.

Pospuestos en enero

Estos recortes los propuso a finales del 2011 la Casa Blanca para obligar a demócratas y republicanos a llegar a un acuerdo para reducir el déficit. Pensaban que al incluir recortes tan severos en Defensa, una de las vacas sagradas de los conservadores, los republicanos demostrarían mayor flexibilidad en las negociaciones. Pero el presidente Barack Obama se equivocó. Su propuesta para sustituir los recortes automáticos por un «plan equilibrado» que combine los recortes de gastos con el aumento de los ingresos (supresión de las ayudas a las petroleras o los dueños de jets privados) ha sido rechazada por sus rivales políticos.

Los republicanos solamente quieren cortar, y sin visos para un acuerdo antes del viernes, los recortes parecen inevitables. Esta por ver, sin embargo, su efecto. La Casa Blanca habla de cientos de miles de despidos y un frenazo al crecimiento.