Gaza vuelve a ser un territorio cerrado por los cuatro costados y sujeto al más estricto embargo israelí. La efímera e ilusoria libertad de movimientos de la que han disfrutado estos 12 días miles de palestinos para aprovisionarse de productos básicos en las poblaciones egipcias fronterizas con la franja se interrumpió ayer definitivamente.

Las fuerzas de seguridad egipcias, en cooperación con Hamás, sellaron el último paso que quedaba abierto en la frontera de Rafá e impidieron toda entrada en su territorio. Un portavoz del presidente, Hosni Mubarak, advirtió de que Egipto "nunca más" tolerará que se quebrante su soberanía territorial.

Los únicos palestinos que pudieron ayer cruzar por Rafá son los que regresaban a casa. Unos 10.000 seguían al inicio de la jornada en Egipto, según fuentes cairotas.