El Ejército, la única institución respetada por todos en un país que se encuentra profundamente dividido, se convirtió ayer en la nueva diana del terrorismo en el Líbano. La explosión de un coche bomba en el suburbio cristiano y residencial de Baabda, situado al sureste de Beirut, acabó con la vida del general François al Hajj y de su chófer.

Al Hajj, de 54 años y jefe de operaciones, era el principal candidato para suceder a Michel Suleimán al frente del Ejército si finalmente este último acaba siendo elegido presidente del país --cargo sin ocupar desde noviembre-- la semana que viene. El atentado, no reivindicado, llega en un momento nefasto. Justo cuando el Gobierno y la oposición se encuentran muy cerca de elegir al nuevo jefe del Estado, condición indispensable para devolver la estabilidad a un país atenazado por las rivalidades políticas y sectarias.

CRITICAS UNANIMES Un explosivo accionado por control remoto y colocado en un BMW estacionado detonó, a las siete de la mañana, al paso del vehículo en el que viajaba Al Hajj. El cuerpo del militar salió despedido y se encontró a 150 metros del lugar de la explosión. Todas las facciones libanesas, desde la oposición prosiria encabezada por Hizbulá a la mayoría gubernamental aliada con Occidente, condenaron el brutal atentado.

"Los enemigos del Líbano tratan de mantener el vacío presidencial y sembrar la discordia", afirmó Saad Hariri, líder del bloque gubernamental antisirio e hijo del exprimer ministro asesinado Rafic Hariri.

AMENAZA PERMANENTE Desde este magnicidio de febrero del 2005, el Líbano ha vivido bajo la amenaza permanente del terrorismo. Ocho políticos y periodistas han sido asesinados desde entonces. Todos se oponían a la injerencia siria en el Líbano y, menos uno, todos eran cristianos. En el caso de Al Hajj, también cristiano maronita, el espectro de las sospechas se amplía. Como jefe de operaciones del Ejército comandó el pasado verano la ofensiva contra los islamistas de Al Fatá al Islam, inspirados en Al Qaeda, en un campo de Trípoli. La guerrilla fue destruida pero su líder no fue capturado, y algunos analistas interpretaban ayer esta muerte como una revancha.

En cuanto a su postura política, "era un hombre equidistante, pero poco afín a Siria, si no habría ascendido con más rapidez en el escalafón", declaró a este diario el general retirado Elias Hanna, su compañero de armas durante 25 años.

Desde el Gobierno, algunos ministros acusaron al "eje sirio-iraní" de atentar contra el Ejército, la única institución, dijo el titular de Telecomunicaciones, capaz de contrarrestar el poder militar de Hizbulá. Menos dudas parece despertar el objetivo del atentado: perpetuar la inestabilidad y el vacío presidencial.

DIRIGENTE DE COMPROMISO Tras dos meses de desencuentros, el Gobierno y la oposición han acordado un candidato de compromiso para la jefatura del Estado: Michel Suleimán, jefe del Ejército. El lunes podría elegirlo el Parlamento, aunque quedan flecos por resolver, como la forma de cambiar la Constitución para que un militar activo pueda asumir la presidencia y el Gobierno. La oposición condiciona el pacto a la formación de un Ejecutivo de unidad nacional.