Los partidos flamencos, con la entusiasta colaboración de la extrema derecha independentista del Vlaams Belang, impusieron ayer su mayoría para suprimir los derechos lingüísticos en materia electoral, judicial y administrativa de los residentes francófonos de la periferia de Bruselas. El sistema belga de consenso dejó de existir en tan solo 36 minutos de votación en la Cámara de Diputados, con lo que Bélgica dio un paso más hacia su ruptura.

La decisión sin precedentes de Flandes (60% de la población) de imponer por su fuerza demográfica una decisión extremadamente polémica a la minoría francófona (40%) paralizó de inmediato las negociaciones para formar un Gobierno federal, agudizó la crisis política belga y abrió un conflicto institucional de muy difícil salida.

CINCO MESES SIN EJECUTIVO Bélgica lleva cinco meses sin Gobierno a causa del desacuerdo entre los partidos flamencos y francófonos sobre la reforma del Estado y la ampliación de los poderes regionales de Flandes. Ante la falta de avance en estos temas, los partidos flamencos, cada vez más radicalizados, forzaron ayer la votación en la Comisión de Interior de la Cámara de Diputados la escisión del distrito electoral y judicial de Bruselas-Hal-Vilvorde. De esta manera, los 35 municipios de la periferia de la capital se integrarán en un Brabante Flamenco unido, homogéneo y monolingüe.

Los seis representantes francófonos abandonaron la comisión parlamentaria al anunciarse la votación del controvertido proyecto de ley. Pero los 11 diputados flamencos prosiguieron la votación y aprobaron la propuesta con la única abstención de la diputada ecologista.

Mientras los partidos flamencos cantaron "victoria" y achacaron al inmovilismo de los francófonos la situación creada, los partidos francófonos calificaron el voto de "agresión", de "atentado al sistema federal", de "ruptura del equilibrio nacional" y de "ruptura del pacto sobre la toma de decisiones".

CONFLICTO DE INTERES Los partidos francófonos democráticos, reunidos de urgencia, anunciaron que invocarán el conflicto de interés previsto en la Constitución para paralizar la decisión legislativa durante varios meses. De momento, la negociación para formar el Gobierno federal quedó paralizada, pero los flamencos confían en que pueda reanudarse en próximos días. Por su parte, los alcaldes de seis ayuntamientos flamencos de la periferia de la capital con mayoría francófona, con el apoyo de los 19 alcaldes de Bruselas, pidieron un referendo local para integrar esos municipios en la región bilingüe de Bruselas.

La precaria unidad belga que mantiene el sistema federal oculta un país fracturado en dos, con dos comunidades que hablan lenguas diferentes, que viven de espaldas y sin prácticamente nada en común.