Después de una semana de debate, el Parlamento francés ha aprobado la ley que penaliza a los clientes de las prostitutas por 268 votos a favor, 138 en contra y 79 abstenciones. Apoyado por la mayoría socialista, el texto prevé sancionar a los usuarios con 1.500 euros y/o un “cursillo de sensibilización” contra el comercio sexual. La multa se eleva a 3.000 euros en caso de reincidencia.

“El camino ha sido largo y sembrado de obstáculos, agradezco a aquellos que han creído en la ley para ver la prostitución tal como es y tender la mano a las víctimas de las redes de proxenetismo”, ha celebrado la titular de Igualdad, Najat Vallaud-Belkacem, impulsora de una iniciativa que ha dividido incluso al Gobierno.

La ministra se ha referido así a la fuerte polémica que ha generado la legislación. Intelectuales, artistas y periodistas han firmado manifiestos en contra de la persecución de los clientes. A su juicio, la ley peca de irrealista y vulnera la libertad individual además de empeorar la precariedad de las trabajadoras del sexo.

Las prostitutas se han manifestado estos días en las calles de París en contra de una medida que, aseguran, conducirá hacia una mayor marginalización de su actividad con la consecuente degradación de sus condiciones sanitarias y de seguridad.

La ley, que se inspira en el modelo de Suecia, donde penaliza a los usuarios desde 1999, establece también un dispositivo social para ayudar a las prostitutas que lo deseen a abandonar la profesión. Francia da así un giro de 180 grados a su política en este ámbito. Hasta ahora la prostitución no estaba prohibida pero se perseguía la incitación al comercio sexual.