Miembros del Gobierno británico han reconocido por primera vez que no esperan ningún hallazgo de armas de destrucción masiva en Irak. El comentarista político de la BBC Andrew Marr se hizo eco de lo dicho por "altos responsables" gubernamentales, que han descartado a estas alturas la posibilidad de que sea hallado el armamento. Esos responsables, según puntualizó Marr, "siguen estando seguros" de que Irak contaba con un programa de destrucción masiva antes de la guerra, pero las armas habrían sido destruidas por Sadam o estarían escondidas en algún lugar.

Otros medios de comunicación británicos, como la agencia Reuters, también reprodujeron comentarios similares, en lo que se interpreta como el inicio de una campaña del Ejecutivo, para que la opinión pública se vaya haciendo a la idea de que nunca verá las pruebas prometidas por Tony Blair, las evidencias con las que justificó la participación del Reino Unido en la guerra.

INVESTIGACION INDEPENDIENTE

Los comentarios de fuentes gubernamentales llevaron al líder del Partido Conservador, Iain Ducan Smith, a pedir "ahora más que nunca" la apertura de una investigación independiente, presidida por un juez, que determine cuál fue exactamente la información manejada por Blair y esclarezca el papel de los servicios de inteligencia.

Lejos de despejarse las dudas sobre los motivos para participar en el conflicto, las primeras investigaciones sólo han contribuido a envenenar más aún el debate. "Es esencial que la palabra del Gobierno y los servicios secretos sea siempre aceptada por el Parlamento y el público", señaló el exprimer ministro conservador John Major.

En Downing Street, un portavoz oficial insistió en que nada ha cambiado y Blair sigue confiando en que se encontrarán "pruebas concretas" del programa de armas de Sadam.

El pasado martes, ante el Comité de enlace de la Cámara de los Comunes, el primer ministro ya no habló de encontrar armas, sino "programas de armamento", pero el portavoz oficial negó que se tratara de un cambio. El giro es sin embargo sustancial, ya que la oportuna aparición en el futuro de algunos documentos, o quizás testimonios de científicos, sobre los programas de armas servirán a Blair de prueba.

PROBLEMAS DE SEGURIDAD

"Tenemos un problema de seguridad en Irak". Con estas palabras se refirió ayer el presidente Bush a los continuos ataques contra los soldados de su país, que desde el primero de mayo --fecha en que se declaró el fin de las hostilidades-- ya han causado 32 muertos, los dos últimos el miércoles por la noche. Un militar resultó muerto por disparos de armas ligeras durante una emboscada en Mahmudiyah, al sur de la capital iraquí. En Tikrit, a 180 kilómetros de Bagdad murió otro soldado y un tercero resultó herido.