La oposición antidemocrática y el Ejército atenazan al Gobierno tailandés. Los indicios de una inminente asonada arreciaron ayer mientras Somchai Wongsawat, primer ministro, decretaba el estado de excepción en los aeropuertos de Bangkok, medida de dudoso cumplimiento por el vacío de poder creado tras cuatro meses de protestas.

El protagonismo militar se acentuó ayer. Otro peso pesado, el general en la reserva Pathompong Kesornkuk, instó ayer a los mandos del Ejército a dar el golpe. La reciente petición del comandante en jefe al Gobierno de que dimitiera y convocara elecciones había tenido un tono sosegado, con la aclaración de que no significaba un "golpe de Estado" sino un "camino" para solucionar la crisis. Pero los tanques ya derribaron dos años atrás al Ejecutivo de Thaksin Shinawatra. La cúpula militar se reunió en la madrugada del miércoles para plantearse el golpe, según informó la prensa local.

El Gobierno desmintió rápidamente los rumores de un inminente relevo en la hostil cúpula militar. "Las tropas deben quedarse en los cuarteles, pero no vamos a destituir a nadie", dijo un portavoz. Uno de los líderes de los defensores progubernamentales avanzó que "habrá guerra" si cae Wongsawat. "...Los que no quieran una asonada deben intervenir", pedía un portavoz gubernamental.

OPOSITORES ANTIDEMOCRATAS La Asamblea Popular Democrática (APD) está en las calles desde mayo, pero el origen de la crisis fue la nueva victoria del partido de Shinawatra en las elecciones del pasado diciembre. Comprobado que el sufragio universal no le vale, la APD propone una fórmula de representación mixta, con el 70% de los cargos elegidos a dedo por gremios.

Las turbas revolucionarias boicotean las reuniones del Parlamento y han forzado al Gobierno a reunirse lejos de la Moncloa tailandesa, tomada meses atrás. El estado de excepción dictado entonces no sirvió para recuperarla por la dejación de funciones militar. Ayer, desde la ciudad de Chiang Mai (en el norte del país), el primer ministro decretó la misma medida para liberar los dos aeropuertos de la capital, después de que el segundo de ellos, el de Don Mueang (para vuelos interiores), corriera la misma suerte que el internacional de Suvarnabhumi y fuera conquistado por la APD con barras de hierro y palos de golf. Los aeropuertos siguen cerrados.