El Gobierno de Turquía reaccionó ayer con dureza al comunicado emitido por el Estado Mayor del Ejército en la noche del viernes y lo consideró una "interferencia" en la elección presidencial que tiene lugar en el Parlamento, al tiempo que pidió que acate las reglas democráticas.

La UE y EEUU también descalificaron el mensaje en el que los militares aseguraron que no permanecerían imparciales en el debate y que plantearían "su postura" ante lo que consideran "esfuerzos del islamismo" por socavar la República laica. "No se debe olvidar que las fuerzas armadas de Turquía son parciales en este asunto y defenderán sin duda el laicismo .... Si hace falta lo demostrarán de forma abierta y clara. Nadie debe dudarlo", subrayaba el Ejército en su web.

La declaración de los militares turcos fue el último episodio de una campaña de acoso y derribo al Gobierno islamista moderado del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) por parte de algunos partidos de la oposición.

"La gente no perdonará a los que quieren llevarnos a la división", respondió con firmeza el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan. El Gobierno también tachó de "antidemocrático" el comportamiento de los generales por boca del ministro de Justicia, Cemil Çiçek. El Ejecutivo de Erdogan se convierte en el primero de la historia de la República en reaccionar con tanta fuerza a una declaración militar que, por otra parte, se asemeja al memorando que en 1997 provocó la caída del Gobierno islamista de Necmettin Erbakan, conocido como "golpe de Estado posmoderno".