Shamil Basayev, jefe guerrillero del separatismo checheno, famoso por su ferocidad y por los sangrientos balances de sus acciones, se responsabilizó ayer del secuestro de la escuela de Beslán, en Osetia del Norte, que acabó con la muerte de al menos 339 personas, más de la mitad niños, y amenazó con más ataques. Sin embargo, tanto Basayev como el líder político de los separatistas chechenos, Aslán Masjadov, culparon al Kremlin de la "horrorosa tragedia", "consecuencia del asalto ruso". Según afirmaron ambos, por separado pero en la misma web, la matanza fue el resultado de la "orden de asalto" impartida a las fuerzas de seguridad por voluntad del presidente ruso, Vladimir Putin.

Poco después de que los dirigentes chechenos dieran su versión de lo sucedido en Beslán, Putin reiteró: "Nos preparamos seriamente para actuar contra los terroristas, de manera preventiva, pero en el más estricto respeto a la ley y a la Constitución y en el estricto respeto del derecho internacional".

"Los trágicos acontecimientos de Beslán y Yakarta, Madrid y Moscú, Estambul, Nueva York y Washington confirman que los terroristas están unidos en una gran red internacional", afirmó Putin. El presidente añadió que "la condescendencia y la justificación para con los asesinos equivale a ayudar al terrorismo", y advirtió de que "cada concesión a los terroristas amplía sus exigencias y multiplica el número de víctimas".

Basayev confirmó que había entrenado al comando de Beslán. El terrorista más buscado de Rusia, tras asumir la autoría de la toma de la escuela con unos 1.200 rehenes, dio un repaso pormenorizado a lo ocurrido en los casi tres días de secuestro y relató, con abundancia de detalles técnicos, la forma en que los explosivos habían sido colocados y el modo en que las fuerzas rusas realizaron el asalto. "Exigimos una investigación pública de los sucesos de Beslán por la ONU, la Unión Europea", dijo.