Hong Kong ya cuenta con una ley que blindará al himno nacional de los habituales escarnios tras una sesión parlamentaria fétida y alejada del formalismo británico. La norma fue aprobada ayer en el Legco o Legislativo de la excolonia por 41 votos contra uno con el previsible boicoteo del bloque antigubernamental y abre la puerta a penas de hasta tres años de cárcel y multas de 50.000 dólares de Hong Kong (unos 5.900 euros).

La votación hubo de ser aplazada después de que Eddie Chu y Raymond Chan vertieran dos botellas con un líquido marrón hediondo. Ted Hui, también legislador del Partido Democrático, derramó otra cuando tras la reanudación fue bloqueado por los guardias en su intento de asaltar el podio del presidente, Andrew Leung. Este lamentó los sabotajes «ingenuos, irresponsables y presuntamente ilegales». Wong Ting-kwong, del bloque gubernamental, lamentó las acciones «poco civilizadas» de la oposición y alertó de la peligrosidad de las sustancias químicas.

SOCIEDAD DIVIDIDA / La ley es el enésimo elemento controvertido en una sociedad dividida sin remedio. La semana pasada, cuando empezaron las deliberaciones, la policía tuvo que proteger el Legco y detuvo a 300 activistas que habían planeado boicotear la sesión parlamentaria como hicieron el pasado año con la Ley de Extradición.

Un bando ve en la ley un mecanismo imprescindible para asegurar el respeto al himno y a la fórmula de «un país, dos sistemas» mientras que el otro la juzga como el último ataque a la soberanía local. La normativa prohíbe los insultos al himno o su utilización con fines ofensivos, la alteración de la letra y las faltas de respeto. Detrás están los silbidos que ya integran la liturgia de los eventos deportivos cuando se escucha La marcha de los voluntarios. El himno, que data de los años 30 del pasado siglo y llama a levantarse contra la esclavitud, siempre fue recibido en la excolonia con el mismo desdén que el God save the Queen británico.

El fragor matutino en el Parlamento anticipaba una noche intensa en las calles. El coronavirus ha forzado la cancelación de los actos conmemorativos de Tiananmén por primera vez en tres décadas. Esa vigilia es ya tan hongkonesa como su línea de rascacielos o la delicia gastronómica de los dimsum. Miles de personas convierten cada año el Parque Victoria en un océano de velas encendidas mientras antiguos estudiantes relatan sus experiencias, se entonan cantos como Flores de Libertad y son emitidos vídeos de las madres que perdieron a sus hijos aquel día.

La Alianza en Apoyo de los Movimientos Democráticos Patrióticos, organizador del evento, desoyó la prohibición e iba a acudir al parque a encender velas y a guardar un minuto de silencio por las víctimas, a pesar de los 3.000 policías desplegados. De hecho, miles de personas salieron a la calle y la noche terminó con enfrentamientos entre activistas y la Policía Local. Según informa la prensa local, al menos cuatro personas fueron detenidas.

Otros actos alternativos contemplaban las reuniones en iglesias y teatros o las vigilias online para recordar a las víctimas de la masacre. Hong Kong es el único territorio chino donde se recuerda la fatal entrada de los tanques en la plaza aquel 4 de junio de 1989.