Human Right Watch (HRW) instó hoy al Gobierno de Tailandia a liberar a unos 1.800 inmigrantes de la minoría rohingya de las "inhumanas e inseguras" condiciones aportadas por los centros de detención donde se hallan.

Al menos ocho personas han muerto durante su detención, mientras centenares sufren de enfermedades y atrofias en su musculatura, tras permanecer confinados hasta 5 meses en pequeñas jaulas, debido a la masificación de las instalaciones y las carencias de acceso a los servicios médicos y otras necesidades básicas, según denuncia HRW.

Las mafias del tráfico de personas han logrado colarse en estos centros y también se han evidenciado casos de violaciones a mujeres y separado a familias enteras, apunta la organización.

"El Gobierno tailandés debe poner fin a la detención inhumana de los rohingya y garantizar que ACNUR y otras organizaciones tenga total acceso para proporcionar la protección y asistencia necesaria", insta en un comunicado el director de HRW para Asia, Brad Adams.

A pesar de la "limpieza étnica" iniciada en Birmania contra los rohingyas, las autoridades tailandesas se niegan a considerar a esta minoría como refugiados, denuncia el escrito.

El gabinete tailandés debatió la semana pasada un plan para transferir a 1.839 rohingyas, que llegaron al país escapando de la violencia étnica en Birmania, a los campos para refugiados instalados a lo largo de la frontera entre Tailandia y Birmania.

El ministro tailandés para el Desarrollo Social y la Seguridad Humanitaria, Paveena Hongsakula, indicó que la detención y el tráfico humano de rohingyas en Tailandia era una seria violación de los derechos humanos.

"Algunos altos funcionarios tailandeses han reconocido la difícil situación de los rohingyas, pero todavía están considerando propuestas para mantenerlos detenidos", apuntó Adams.

Según datos oficiales, desde inicios de año las autoridades tailandesas han detenido a unos 2.000 rohingyas por entrar de manera ilegal en el país y los han mantenido en centros de detención para inmigrantes en las provincias de Songkhla, Ranong, Prachuab Khiri Kan y Nongkhai.

Las autoridades tailandesas prosiguen hoy con las labores de búsqueda y captura de unos 82 rohingyas fugados anoche del centro de detención de Sadao, en la provincia de Songkhla.

Los inmigrantes utilizaron limas para cortar los barrotes de las celdas y se deslizaron desde el techo del recinto hasta la calle con una cuerda hecha con pareos anudados antes de huir hacia una plantación de caucho.

Otros 30 rohingyas se escaparon del centro de Sadao el pasado 9 de agosto mientras que el mismo día unos 261 inmigrantes de este colectivo se amotinaron en otro centro de detención en Phangnga para pedir su liberación para poder celebrar el fin del Ramadán.

Miles de rohingya han huido de Birmania en los últimos meses, la mayoría hacia Malasia, a raíz de la violencia sectaria entre esta minoría y la mayoría budista en el Estado Rakhine, en el oeste del país, que en junio y octubre del año pasado causó al menos 192 muertos y 120.000 desplazados, en su mayoría rohingya.

"Los rohingyas han huido de horribles abusos en Birmania y los podría en un gran riesgo obligarlos a regresar (...) El Gobierno tailandés debe considerar permitirles permanecer, trabajar y vivir bajo una protección temporal", añade el director de Human Right Watch para Asia.