El conflicto de la Mezquita Roja ha intensificado la operación de acoso y derribo que los islamistas llevan a cabo contra el presidente Pervez Musharraf de cara a las elecciones presidenciales de finales de año. Las grandes formaciones extremistas, conocidas como neotalibanes, están aprovechando lo ocurrido para erosionar la imagen del presidente, al que quieren eliminar por apoyar la guerra contra el terror de EEUU.

"Todos sus enemigos quieren sacar tajada de lo que está pasando creando un frente anti-Musharraf", señaló el periodista paquistaní Munawar Hasán. La ofensiva la lleva a cabo el Consejo Unido de Acción, la coalición de 10 grupos islamistas que quieren establecer en Pakistán un Estado teocrático. Los islamistas cuentan con el apoyo de un sólido grupo de mandos retirados del Ejército y de los servicios secretos.

AL BORDE DEL CAOS En opinión de Munawar Hasán, lo ocurrido en la Mezquita Roja y la ofensiva de los partidos islamistas "ha generado una situación política crítica" y "deja al país al borde del caos". De hecho, el ministro del Interior, Aftab Ahmed Sherpao, ha declarado la alerta máxima en todo el país por temor a reacciones violentas de los neotalibanes. La crisis ha puesto de manifiesto cómo la corriente islamista, que hasta ahora campaba a sus anchas en las zonas tribales, ha llegado ya a Islamabad.