La conferencia internacional de Sharm el Sheij (Egipto) arrancó ayer con una reunión previa de los ministros de Exteriores de los países que comparten frontera con Irak, en la que el representante iraquí pidió a Siria e Irán mayor cooperación en el control de las fronteras, para evitar la entrada a territorio iraquí de armas y hombres dispuestos a unirse a los grupos armados.

El ministro de Exteriores iraquí, Hoshiar Zebari, presentó ayer a sus colegas de Arabia Saudí, Kuwait, Irán, Siria, Jordania y Turquía un plan para controlar la infiltración de rebeldes en Irak y para compartir información. Los seis países acordaron respaldar a priori el borrador de declaración final, aunque Siria e Irán mostraron reticencias en el uso del término "terrorismo" en el texto. El documento será discutido hoy en la sesión plenaria, a la que asistirán los jefes de la diplomacia de 20 países, además de los secretarios generales de la ONU, la Liga Arabe y la Organización de la Conferencia Islámica.

EL PAPEL DE TEHERAN El Gobierno de Teherán se comprometió ayer a acoger el próximo 30 de noviembre otra reunión de los países limítrofes, pero esta vez de ministros de Interior. Irán es el país musulmán que ha criticado con mayor contundencia la política norteamericana en Irak. Para EEUU, el régimen iraní forma parte del "eje del mal" y le acusa de apoyar el terrorismo internacional. Por eso ayer, en Sharm el Sheij, se siguió con cierta expectación a la delegación iraní.

Paradójicamente, Irán es de los pocos países de la zona que apuestan decididamente porque las elecciones en Irak se celebren en la fecha prevista, el 30 de enero. Es una manera de apoyar a la comunidad shií iraquí (el 60% de los 26 millones de habitantes) que ve en los comicios la posibilidad de acceder a la estructura de poder del país, tras décadas de marginación durante el régimen de Sadam Husein.