Los tanques israelís se asomaron ayer a las puertas de la ciudad de Gaza al abrir un nuevo flanco en su ofensiva por el centro de la franja. Horas antes, el Ejército se retiraba de sus posiciones en el norte dejando campos, granjas e invernaderos arrasados.

El Gobierno de Hamás pidió una tregua de dos semanas, pero Israel la rechazó tras exigir la libertad del soldado Gilad Shalit y el fin de los cohetes Qasam. La ofensiva dejó ayer siete palestinos muertos, entre ellos una niña de seis años y otros dos civiles. El saldo total ya supera los 40.

Por su parte, el secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, pidió el fin del "uso desproporcionado de la fuerza" y reclamó, además, la liberación del soldado. R. M. de F.