El rey Juan Carlos instó ayer a los dirigentes de la Unión Europea (UE) y de los países de la cuenca sur mediterránea a aprovechar el "gran potencial de futuro" del Mare Nostrum "por encima de cualquier discordia".

En una cela de gala ofrecida por el Monarca a los participantes de la cumbre, en el palacete Albéniz de Barcelona, Juan Carlos abogó por "un mayor acercamiento, conocimiento y diálogo" entre los pueblos mediterráneos, "que encierran distintas tradiciones y valiosas culturas".

BLAIR Y ZAPATERO Antes de la cena, el Rey recibió al primer ministro británico y presidente semestral de la UE, Tony Blair, y al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. La reunión se centró en la Cumbre Euromediterránea, pero también se abordaron las relaciones bilaterales entre Gran Bretaña y España, según fuentes oficiales.

Durante la cena, el Rey destacó que la política euromediterránea iniciada hace 10 años en Barcelona ha convertido la cuenca del Mare Nostrum en un "renovado espacio de cooperación". "El siglo XXI debe ser el de la recuperación mediterránea, el de un escenario de redoblado dinamismo y progreso, al que todos los países participantes en esta cumbre debemos contribuir", afirmó el Monarca.

MAS PAZ Y ESTABILIDAD "El proceso euromediterráneo responde a una necesidad política, estratégica, económica y social, y ha sido concebido para afrontar los retos de más paz, más estabilidad y más desarrollo en beneficio de los países que lo integramos", prosiguió Juan Carlos.

La Asociación Euromediterránea, insistió el Rey, "ha de constituir un elemento clave en la adopción de políticas operativas" y "propiciar un horizonte en el que se identifique lo euromediterráneo con una zona de diálogo, cooperación, desarrollo y prosperidad".

SUPERAR OBSTACULOS La cumbre de Barcelona, afirmó el Rey, debe servir para "dar un nuevo impulso creativo" a la política euromediterránea. Juan Carlos reconoció que "el puerto de destino está aún lejano", pero aseguró que Europa y los países de la cuenca mediterránea lograrán salvar las dificultades y alcanzar, "día a día", los objetivos.

Durante el discurso, el Monarca no escatimó los halagos a la "emblemática" Barcelona, "una ciudad siempre hospitalaria, dinámica y creativa", ni al mundo mediterráneo, "cuenca universal de cultura y de riqueza" y "fuente de un valiosísimo patrimonio cultural".

BRINDIS POR LA PAZ Como muestra de rechazo a las llamadas de sectores ultras al boicot de los productos catalanes, el Rey brindó con cava Freixenet Gran Reserva durante la cena por la "paz, la felicidad y la prosperidad de todos los países" participantes en la cumbre y "por un futuro de mayor cooperación euromediterránea".

El Rey saludó personalmente a cada uno de los participantes y mantuvo una breve conversación con cada uno de ellos al llegar al palacete Albéniz. Además de los participantes en la cumbre, asistieron a la cena de gala el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, y el alcalde de Barcelona, Joan Clos, que fue el último en llegar al edificio.