En un principio estaba previsto que durara un año, pero la investigación sobre la implicación del Gobierno del Reino Unido del entonces primer ministro, Tony Blair, en la invasión y guerra de Irak no ha culminado hasta ahora. Han sido siete largos años de arduo trabajo llevado a cabo por una comisión especial formada por cinco miembros y presidida por John Chilcot, un antiguo funcionario del ministerio británico para Irlanda del Norte. Se espera que las conclusiones sean muy críticas con Blair.

El informe Chilcot, esperado con ansiedad y paciencia por muchas de los familiares de los soldados muertos y por todos aquellos que entonces abominaron de la decisión tomada por Blair, consta de 12 volumenes que contienen más de 2,6 millones de palabras, cuatro veces más que la obra 'Guerra y Paz' de Leon Totstoi.Esta investigación fue dispuesta en 2009 por el exprimer ministro laborista Gordon Brown -en el poder entre 2007 y 2010- después de intensas presiones de políticos y de las familias de los británicos que perdieron la vida en el conflicto.

Un gigantesco informe elaborado tras consultar más de 150.000 documentos, algunos desclasificados, y tomar declaración a más de 150 testigos, entre ellos el propio Blair, al entonces ministro de Exteriores, Jack Straw, y de Defensa, Geoff Hoon. El coste de la investigación ha superado los 10 millones de libras esterlinas, unos 11,8 millones de euros. El informe recoge las correspondecia que tuvieron esos años Blair con el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush.

El objetivo del trabajo de Chilton y sus colaboradores -uno de los cinco miembros de la comisión ya ha fallecido- no ha sido establecer la legalidad de las medidas tomadas -la ONU dictaminó que iba en contra de la legalidad internacional- sino valorar las decisiones que se adoptaron antes y durante los años en que las tropas británicas estuvieron en territorio iraquí, hasta el 2009.

Como jefe del Gobierno, Blair fue el principal responsable de aliarse con Bush para invadir el país árabe bajo el argumento falso de que el régimen de Sadam Husein poseía armas de destrucción masiva.Blair fue interpelado en dos ocasiones por Chilcot y ha pedido disculpas, parciales, "por el hecho de que las informaciones facilitadas por los servicios secretos eran falsos".

ANTE LOS TRIBUNALES

El impresionante operativo militar se puso en marcha en marzo de 2003, poco después de la famoso foto de las Azores, en la que aparecen sonrientes y relajados Bush, Blair y el entonces presidente del Gobierno español, José María Aznar. Ahí estaba también el anfitrión de la cumbre, aunque fuera de encuadre, el entonces primer ministro de Portugal, Jose Manuel Durao Barroso, que después llegó a ser el presidente de la Comisión Europea.

El Reino Unido aportó a la guerra un total de 45.000 soldados, de los cuales 179 murieron. A 29 de las familias de los militares fallecidos, el informe Chilton les puede "servir de base para llevar ante la justicia a Blair, a sus ministros y al gobierno de entonces en general", ha dicho el bufete de abogados que las representan.

Hay quienes trabajan para lograr que el exprimer ministro británico sea juzgado por el Tribunal Pernal Internacional por crímenes contra la humanidad. La invasión y guerra de Irak, que todavía continúa, se ha llevado la vida de decenas de miles de civiles, ha propiciado la guerra sectaria y ha desplazado a millones de personas.