Kosovo celebra hoy el primer aniversario de la proclamación de la independencia con orgullo pero teniendo que hacer frente a enormes desafíos. Etnicamente dividido y con casi la mitad de la población en el paro, el país lucha por mantener la estabilidad y por preservar la integridad territorial y evitar la partición.

"Cada kosovar debería sentirse orgulloso de este aniversario. Hemos hecho un gran trabajo en este primer año", afirmó el primer ministro, Hashim Thaci. Pero Belgrado, que no acepta la soberanía de la que era su provincia, hizo manifiesto su más absoluto desprecio. "El 17 de febrero del 2008 es una fecha sin importancia, de la que de aquí a un tiempo nadie se acordará", afirmó el ministro de Exteriores serbio, Vuk Jeremic. Un total de 54 países han reconocido al nuevo Estado, entre ellos EEUU y la mayoría de los europeos. De la UE, solo España, Eslovaquia, Rumanía y los tradicionales aliados de Serbia (Grecia y Chipre) no lo han hecho, pese a que el Parlamento Europeo les instó a ello. China y Rusia mantienen su oposición.

El índice oficial de desempleo es del 45% y, aunque la economía creció el pasado año un 5,2%, partía de un nivel muy bajo. El salario medio es de 220 euros al mes.