Desde la mañana, y a intervalos regulares, los aviones y helicópteros de la ONU aterrizan. A medida que la noticia de la llegada de los soldados nigerianos de la misión de la Comunidad Económica de Estados de Africa Occidental (Cedeao) en Liberia se propaga por la ciudad, aumenta la cantidad de personas que afluyen hacia la pista de aterrizaje del aeropuerto. A mediodía ya son centenares.

Cánticos, bailes, risas, aplausos, lloros y, en los labios, una sola palabra: "feliz". "Serán diferentes", afirma Helen, una desplazada llegada de un barrio cercano al aeropuerto de Robertsfield. Los liberianos no dudan de la capacidad de esta misión para acabar con "la tercera guerra mundial", como se designa en Monrovia a la tercera ofensiva de los rebeldes del LURD (Liberianos Unidos para la Reconciliación y la Democracia) sobre la capital.

Los soldados nigerianos no están menos contentos. Los primeros en llegar, cuya misión es asegurar la tranquilidad del aeropuerto de Monrovia, se despliegan en formación de comandos, un celo que contrasta con la atmósfera de paz que reina en el lugar. Pero no esperaban el recibimiento de una multitud sonriente y de decenas de cámaras. "Me siento muy honrado de estar aquí, los liberianos deben tener fe en nosotros", afirma el capitán nigeriano Aliyu Djibril, del Primer Batallón de Nigeria. Según él, la intervención forma parte de los deberes de una potencia regional como Nigeria. Recibido por el ministro de Defensa, Daniel Chea, el ministro de Exteriores nigeriano se desplazó para ser el portador de un mensaje para Charles Taylor.

Conforme a la decisión adoptada el pasado viernes por las Naciones Unidas, el primer contingente nigeriano fue sacado de la misión de la ONU en Sierra Leona. En total, la fuerza africana occidental estará formada por 3.200 hombres. Ayer, sólo llegó la mitad de un batallón y los soldados se instalaron en el aeropuerto. No se ofreció ningún detalle sobre las modalidades de su despliegue en la capital.

"Es en la ciudad donde se les necesita", indica Magnus Wolfe Murray, responsable de la ONG británica Merlin. "Si no consiguen crear zonas tampón y corredores para que podamos circular, y a adecuar un acceso al puerto, esta operación no servirá para nada", dice el cooperante británico.

LLEGADA NAVAL

En paralelo, dos barcos de la Marina norteamericana, con 2.000 marines a bordo, llegaron a las costas de Monrovia el pasado fin de semana. Un tercer barco estadounidense se encuentra camino del país africano, según añadieron fuentes de Washington. A pesar de las promesas de EEUU de dar apoyo, fuentes del Pentágono dijeron ayer que ningún militar estadounidense tomó parte ayer en el despliegue de los primeros soldados de paz africanos.

En Monrovia, las cosas serias van a empezar. El ministro Daniel Chea reafirmó el compromiso del Gobierno liberiano de respetar el alto el fuego teórico firmado el pasado 17 de junio, llamando a la comunidad internacional a presionar sobre el resto de las partes en conflicto para que hagan lo mismo.

Por su lado, el embajador de EEUU, John Blaney, aseguró haber obtenido de los rebeldes del LURD la garantía de que abandonarán el puerto de Monrovia y se retirarán hasta el río Po, a unos 20 kilómetros al norte. "Una página se pasa en la historia de Liberia", considera un diplomático. Para los liberianos, los nigerianos son, sin duda, los héroes del día.

G Libération