Las libertades de los ciudadanos pueden salir mal paradas del atentado de Londres. El Gobierno británico pretende aplicar nuevas medidas antiterroristas, que hacen peligrar el derecho a la intimidad de las personas. El ministro de Interior británico, Charles Clark, propondrá el próximo miércoles en Bruselas, en la reunión de titulares de Interior y Justicia de la Unión Europea, la adopción de medidas de vigilancia, incluida la inspección de conversaciones telefónicas privadas, mensajes en el móvil y correos electrónicos. El Reino Unido reforzará además los controles fronterizos del país.

En declaraciones a la BBC, Clark justificó la propuesta explicando que "los registros de telecomunicaciones, sean por teléfono o correo electrónico, donde conste qué llamada se hizo, desde qué número a que otro número y a qué hora, son de mucha utilidad para los servicios de seguridad". Las autoridades británicas pretenden que las empresas de telecomunicaciones conserven los registros de sus usuarios durante un tiempo y estén obligadas a entregárselos a la policía, si ésta lo solicita.

SIN PRUEBAS "No me refiero al contenido de las llamadas", trató de aclarar el ministro, "sino al hecho de que se hiciera la llamada en cuestión". Clark también utilizará las polémicas "órdenes de control" que permiten mantener bajo arresto domiciliario a cualquier sospechoso de terrorismo, aunque no existan pruebas para llevarlo a juicio. "Esta legislación es justo lo que necesitamos", afirmó Clark.

La inmensa telaraña se cerrará con el control de las imágenes de cámaras de televisión colocadas en la vía pública, medios de transporte y accesos e interiores de edificios. Desafortunadamente, las cuatro cámaras que estaban en el autobús atacado llevaban estropeadas desde junio.

Como el resto de las autoridades británicas, el ministro no quiso pronunciarse sobre la posible identidad de los autores del atentado, repitiendo que se siguen barajando todo tipo de posibilidades. La prensa británica estaba ayer, en cambio, llena de especulaciones.

Los dominicales The Sunday Times y The Sunday Telegraph colocaron en sus portadas la foto del sirio Mustafá Setmariam Nasar, considerado el cerebro del 11-M en Madrid y presumiblemente del de Londres. Nasar ha vivido en la capital británica, aunque se cree que actualmente reside en Irak. The Sunday Times opina que el ataque del jueves lo realizó "una célula terrorista extranjera", pero esa versión la discute un alto mando policial.

John Stevens, exresponsable de Scotland Yard, declaraba en The News of The World que está convencido de que los autores del ataque en Londres "son casi con toda seguridad británicos", ciudadanos "nacidos y educados aquí". Stevens calcula en unos 3.000 los británicos o personas con residencia en el Reino Unido que han pasado por los campos de entrenamiento de Osama bin Laden. También reveló que durante los cinco años que dirigió la Policía Metropolitana se lograron impedir, gracias a las informaciones de los servicios de inteligencia, ocho ataques terroristas en suelo británico. Además, un informe confidencial elaborado por los ministerios de Interior y Exteriores cifra en unos 16.000 los británicos de religión islámica que son simpatizantes de Al Qaeda y están involucrados en actividades terroristas.

Londres sigue en estado de máxima alerta, mientras las autoridades volvieron a reclamar prudencia, insistiendo en que puede haber otro ataque. "Tememos más ataques si no capturamos a la banda que cometió las atrocidades" hace tres días, señaló Clark, y dejó claro que la prioridad ahora es "atrapar a los responsables".