Grupos de manifestantes se han dirigido a primera hora de la mañana del lunes hacia la sede del Gobierno de Ucrania con el propósito de bloquear sus accesos para exigir la dimisión del primer ministro Nikolái Azárov, tras una noche de tensa calma en la capital ucraniana, escenario el domingo de violentos enfrentamientos. El Gobierno de Ucrania ha negado que estudie declarar el estado de excepción tras el estallido de violencia.

"No cejaremos en nuestra protestas hasta que dimitan", ha aclarado Alexandr Turchínov, dirigente del partido opositor Batkivschina, que lidera la exprimera ministra Yulia Timoshenko, actualmente en prisión.

Varios miles de manifestantes han pasado la noche en la Plaza de la Independencia, donde levantaron barricadas para rechazar un eventual intento de desalojo por la policía antidisturbios.

Según el Ayuntamiento de Kiev, un total de 190 personas, entre manifestantes y efectivos de las fuerzas policiales, fueron hospitalizados anoche con diversas heridas.

Los choques más violentos se produjeron junto al complejo de edificios gubernamentales, donde la policía antidisturbios rechazó dos intentos de asalto.

La oposición denunció que esos ataques fueron perpetrados por grupos de provocadores con el fin de dar pretexto a las autoridades para reprimir las protestas pacíficas, que ayer reunieron hasta medio millón de personas, según la oposición, en el centro de Kiev.

La policía cifró en 150.000 los participantes en la concentración en la Plaza de la Independencia, el acto más multitudinario desde que estallaron las protestas por la decisión del presidente ucraniano, Víctor Yanukóvich, de renuncia a la firma del Acuerdo de Asociación con las Unión Europea.