En la segunda ciudad francesa está en juego la sucesión de Gaudin, el histórico alcalde de derechas, de 80 años, que no se presenta tras 25 años en el consistorio. El barón de Los Republicanos (LR) ha modernizado Marsella, pero deja un balance contestado, una derecha dividida y un desequilibrio territorial entre una zona norte con enormes bolsas de pobreza y un sur poblado por contribuyentes al impuesto sobre la fortuna, según informa Eva Cantón.

Siete candidatos aspiran a sucederle en un tablero político que agita rivalidades, traiciones y alianzas. Los sondeos apuntan a una victoria de la presidenta del departamento, Martine Vassal, heredera de Gaudin, a quien le pisa los talones el ultraderechista de 52 años Stéphane Ravier.

En tercera posición aparece Primavera marsellesa, una inédita coalición de izquierdas integrada por 11 formaciones, entre ellas el partido socialista, el comunista y la Francia Insumisa, liderada por la ecologista disidente Michèle Rubirola, doctora de 63 años. Completan el cuadro el ecologista Sébastien Barles, la exsocialista Samia Ghali, el candidato del partido presidencial La Republique en Marche (LREM) Yvon Berland, y el disidente de Los Republicanos Bruno Gilles.

Con 40.000 demandas de pisos de protección oficial, la vivienda es una prioridad. «Marsella es una paradoja. Una ciudad popular gobernada desde hace 25 años por la derecha, con población de todo el Mediterráneo y un gran voto del Frente Nacional», dice el concejal comunista Jean-Marc Coppola. Esta vez cree que las cosas serán distintas. Un drama precipitó, a su juicio, el declive del alcalde y la voluntad de cambio. Ocurrió el 5 de noviembre del 2018, cuando murieron ocho personas al derrumbarse varios edificios insalubres de la calle de Aubagne, en pleno centro. Días más tarde, miles de marselleses fueron evacuados por el mal estado de sus casas dejando al descubierto una crisis que las asociaciones surgidas tras la catástrofe quieren ver en el centro de la campaña.