Tiradores de élite en los tejados. Agentes de uniforme, de paisano, en coche, a caballo y con perros. Un total de 1.000 policías y vigilantes privados protegen a los 18.000 delegados, periodistas y empleados que participan en la conferencia laborista. Grandes bloques de hormigón previenen de un posible ataque suicida.

Desde el cielo, los helicópteros vigilan cualquier movimiento. La operación Pegaso no descuida nada, desde los controles de cada acreditación con escáner hasta el sellado con lacre rojo de cada alcantarilla, boca de riego, o registro de la luz donde pueda esconderse un explosivo.