El expresidente egipcio Hosni Mubarak compareció hoy en la segunda sesión del juicio que afronta por la muerte de manifestantes en la revolución de 2011, que le desbancó del poder, y por casos de corrupción.

Mubarak llegó a la sede de la Academia Policial, donde se desarrolla la repetición de su juicio en las afueras de El Cairo, bajo estrictas medidas de seguridad y en un ambiente de tranquilidad.

El exmandatario apareció sentado en una camilla, con buen aspecto y sus tradicionales gafas de sol, junto a sus hijos Alaa y Gamal, el exministro de Interior Habib al Adli y seis de sus ayudantes, todos ellos acusados en la causa por diferentes delitos.

El Ministerio de Interior desplegó a más de 3.000 agentes y 25 vehículos blindados para proteger el traslado de Mubarak desde la cárcel de Tora al tribunal.

El nuevo proceso comenzó el pasado 11 de mayo, después de que un tribunal de apelación aceptase los recursos de las partes y anulase la cadena perpetua dictada contra el exmandatario y Al Adli.

El histórico fallo del 2 de junio de 2012 no contaba con pruebas suficientes, según la defensa de los acusados, mientras que el Ministerio Público exigía que se aplicara la pena de muerte a los culpables.

También están procesados por la muerte de más de 800 manifestantes seis ayudantes del exministro, que anteriormente habían sido absueltos.

Mubarak afronta con sus dos hijos Alaa y Gamal, y el empresario fugado Husein Salem, cargos de enriquecimiento ilícito y daño premeditado a los fondos públicos relacionados con la venta de gas a Israel.

Durante la primera sesión del juicio, los acusados presentes negaron entonces las acusaciones y el juez Mahmud el Rashidi decidió dar tiempo a las partes implicadas para que analicen las nuevas pruebas aportadas al proceso, cuyo sumario ocupa unos 55.000 folios.