El reformista Mirhusein Musavi pidió ayer a sus seguidores que mantengan su "oposición" a los resultados, pero de forma pacífica. Ya son dos los días de disturbios y nadie es capaz de prever si las protestas se prolongarán mucho más. De momento, Musavi no ha tirado todavía la toalla.

La policía ha logrado controlar la situación y ha disuelto con contundencia y relativa facilidad las protestas, que ya se han comparado con las manifestaciones de estudiantes que se registraron en Teherán en 1999. Entonces, miles de universitarios protestaron contra una ley de censura de prensa. Fue durante la presidencia del también reformista Mohamed Jatamí (1997-2005).

Ayer, mientras una marea de seguidores de Ahmadineyad lanzaban gritos de apoyo al mandatario por la avenida Vali Asr de Teherán, una chica joven, seguidora de Musavi, caminaba sola en dirección contraria con el puño en alto gritando con rabia "¡Vergüenza, esto es una vergüenza!". Estuvo así un buen rato, hasta que se perdió por una de las calles laterales.

"No vamos a permanecer callados", dijo un universitario que observaba de lejos la marcha. "Vamos a seguir luchando. En España también tuvieron que salir a la calle para acabar con una dictadura", añadió. Iba acompañado por cuatro amigos, también jóvenes. Los cinco habían participado por la mañana en una protesta promusavi. Uno de ellos tenía un gran moratón en un brazo: "Un policía me golpeó, porque salí en defensa de una mujer a la que estaba pegando con la porra".

DESOLACION Y PESIMISMO Otro grupo de tres estudiantes mostró su desolación y pesimismo. "Esto se acabó", dijo uno de ellos, para añadir: "Con toda esta policía en la calle ya no se puede hacer nada". "Nadie sabe cómo puede acabar todo esto", afirmó otro. El tercero, que como sus compañeros cursa estudios en la universidad de Teherán, se lamentó de que no hubiera un líder que dirigiera las protestas. "A Musavi lo tienen vigilado", señaló, lamentando profundamente la situación. En ese momento se detuvo una mujer junto al grupo. En voz baja susurró con sigilo: "Mañana, a las cuatro de la tarde, todos en la plaza Enghelab". Luego dio media vuelta y se marchó.