Esta vez parece que va en serio. Las dos principales fuerzas políticas palestinas, Fatá, que lidera el presidente palestino Mahmud Abbás y que gobierna Cisjordania, y el movimiento islamista Hamás, que gobierna Gaza, firmaron ayer en El Cairo el enésimo acuerdo de reconciliación para poner fin a la división entre los dos territorios. En mayo del 2011 ya subscribieron un acuerdo similar pero nunca llegaron a ponerlo en práctica. Volvieron a intentarlo en el 2014, sin mejor éxito.

La diferencia ahora es que el contenido del acuerdo es más concreto y tiene fecha de aplicación concreta. El 1 de diciembre ha sido fijado como límite para que la Autoridad Nacional Palestina (ANP) que preside Abbás asuma todos los poderes en Gaza.

Hamás, dueño de la franja desde el 2007, cede no solo el control administrativo sino también el paso fronterizo de Rafá, que Egipto mantiene ahora cerrado la mayor parte del año. El acuerdo, que al igual que en el 2011 se ha alcanzado con la mediación de El Cairo, permitirá supuestamente abrirlo y dar un balón de oxígeno a la franja, que contaría así con una salida al exterior dado que las demás fronteras están cerradas por el bloqueo de Israel.

El movimiento islamista también entregará los aparatos de seguridad, aunque algunos aspectos están por clarificar. El acuerdo no se ha hecho público y quedan flecos por cerrar. Fuentes del Gobierno israelí abogaron ayer por el desarme de Hamás. «Cualquier reconciliación entre la ANP y Hamás debe incluir el compromiso de respetar los acuerdos internacionales y las condiciones del Cuarteto (EEUU, Rusia, la ONU y la UE), empezando por el reconocimiento de Israel y el desarme de Hamás», declaró un responsable israelí a la agencia AFP.

Egipto ha invitado «a todas las facciones palestinas» a reunirse el próximo 21 de noviembre en El Cairo para ampliar el proceso.

Miles de palestinos salieron ayer a la calle en Gaza para celebrar la reconciliación. Varios coches hacían sonar a través de altavoces canciones patrióticas, muchos jóvenes danzaban y otros llevaban banderas palestinas y egipcias.

El pacto del 2011 incluía la formación de un Gobierno de unidad y la convocatoria de elecciones. El pasado 11 de septiembre comenzaron las conversaciones con los responsables egipcios y este diálogo permitió semanas después la vuelta del Gobierno de la ANP a Gaza.

Muchos analistas creen que esta vez el acuerdo tiene muchas más posibilidades de hacerse efectivo, en buena medida porque el aislamiento político de Hamás y sus dificultades financieras le han empujado a adoptar una actitud más pragmática. El movimiento islamista no se ha librado de los efectos de la disputa diplomática que enfrenta a Qatar, su principal donante y padrino, con Arabia Saudí y sus aliados. «Esta vez estamos decididos, hemos abierto la puerta a la reconciliación», aseguró ayer Saleh Aruri, jefe de la delegación de Hamás en las negociaciones.

«Lo acordado hoy fortalece y acelera los pasos hacia el fin de la división y la restauración de la unidad del pueblo palestino, su tierra y sus instituciones», afirmó Abbás. Algunas informaciones apuntan a una visita del presidente palestino a Gaza en las próximas semanas. Sería la primera en 10 años.

Hamás gobernaba Gaza en solitario desde que en junio del 2007 expulsó a la ANP tras una breve guerra civil. En el 2006 Hamás había ganado las elecciones y se formó un Gobierno de unidad que apenas duró unos meses.