La toma de posesión del nuevo presidente de Georgia, Mijail Saakashvili, que se celebrará hoy, representará un borrón y cuenta nueva para esta antigua república caucásica de la URSS. Tras más de una década bajo la dependencia energética y militar de Rusia, las nuevas autoridades georgianas buscan ahora la protección de EEUU.

El palpable interés de Washington por Georgia tiene dos objetivos principales: controlar el tránsito de los ingentes recursos energéticos del mar Caspio y consolidar la presencia militar estadounidense en la región, que tradicionalmente ha sido zona de intereses vitales para Moscú.

"Un aliado especial"

Entre los invitados más deseados por Tbilisi que asistirán hoy a la ceremonia de investidura de Saakashvili estará el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell. En la víspera de su visita, el jefe de la diplomacia estadounidense declaró que "Georgia ha sido y seguirá siendo un aliado muy especial" de EEUU.

Georgia, antigua república soviética, de unos 4,5 millones de habitantes, tiene una gran importancia estratégica para Washington. Desde 1994, un consorcio de empresas, apoyado por EEUU, está construyendo un oleoducto desde Bakú, capital de Azerbaiyán, hasta la terminal del puerto turco de Ceyhan, pasando por Georgia.

El coste inicial de esta obra es de 2.500 millones de dólares (casi 2.000 millones de euros, unos 332.000 millones de pesetas). El oleoducto podrá transportar el crudo del yacimiento azerbaiyano de Chirag Gunashi en el año 2005. En el 2007 se construirá un gaseoducto de 900 kilómetros de longitud, que discurrirá por la ruta Bakú-Tbilisi-Erzarum y terminará en la región turca de Anatolia.

Las dos instalaciones formarán el eje principal del corredor energético euroasiático, patrocinado por Washington, que tiene como objetivo acabar con la dependencia de los gaseoductos y oleoductos rusos para la exportación del crudo de la zona del Caspio hacia los mercados internacionales. "El principal objetivo del oleoducto Bakú-Ceyhan es marginar a Rusia e Irán como posibles rutas de exportación del petróleo del Caspio. Con la llegada de Saakashvili, Georgia se convertirá en un protectorado de Estados Unidos y Rusia perderá su influencia sobre la zona", declaró a este diario Igor Bubnov, director del Club Internacional Petrolero de Moscú.

Saakashvili, de 36 años, es conocido como un líder abiertamente proestadounidense. El apoyo de Washington explica su fulminante ascenso político, que culminó en noviembre pasado cuando Saakashvili consiguió echar del poder a su predecesor, Eduard Shevardnadze.

Para demostrar que el nuevo poder no tiene nada que ver con la Georgia de Shevardnadze, Saakashvili ha conseguido ya que el Parlamento georgiano apruebe la bandera de su partido, Movimiento Nacional, (un pendón blanco con cinco cruces ortodoxas de color rojo) como bandera oficial del país.

Presencia militar

Otro plan más inmediato consiste en conseguir la retirada de las dos divisiones de infantería rusas, acuarteladas en Georgia desde la época soviética. Esta retirada abriría el camino a una ampliación de la presencia militar estadounidense, que actualmente se limita a algunos centenares de hombres.