Una cadena de seísmos ha sacudido la isla indonesia de Sumatra entre ayer y hoy y ha causado al menos nueve muertos y más de un centenar de heridos, además de derrumbar edificios, incendiar otros y causar el pánico entre la población.

El primer terremoto de 8,4 grados de magnitud en la escala abierta de Richter sorprendió ayer a los habitantes en el sur de Sumatra y, desde entonces, se han sucedido 18 temblores, el último de ellos, de 6,5 grados, a las 10.35 hora local (03.35 GMT), según datos del Servicio Geológico de Estados Unidos, que vigila la actividad sísmica en todo el mundo. "Siete personas han muerto en la ciudad de Bengkulu, dos en la localidad de Padang y más de un centenar han resultado heridas", informaba a Efe anoche Ada Malik, desde el Centro de Gestión de Crisis de la Junta Nacional de Coordinación de Gestión de Desastres (Bakornas) en Yakarta, sobre las consecuencias del primer seísmo.

El movimiento telúrico causó en un primer momento el corte de las comunicaciones con la zona afectada y la caída del servicio eléctrico, situación que hacía muy difícil conocer la magnitud exacta de la catástrofe. "No podemos precisar el número de edificios dañados o derruidos. Hasta mañana no tendremos información más precisa", decía Malik.

La situación, sin embargo, en vez de aclararse, se ha visto dificultada por nuevos terremotos, que han llevado a las autoridades indonesias a emitir en tres ocasiones alertas de peligro de tsunami (ola gigante). La Agencia Meteorológica de Japón ha dado la alerta hoy en dos ocasiones, una tras un maremoto de 7,8 grados a las 23.49 GMT y la otra por otro temblor de 7,1 grados (el Servicio Geológico de EEUU lo clasifica de 6,5 grados) a las 03.35 GMT.

El gobernador de Padang, Fauzi Bahar, dijo que en su ciudad, de cerca de 800.000 habitantes, habían colapsado "muchos edificios" y que otros se habían incendiados. Muchas personas se han pasado la noche a la intemperie y en lugares elevados sobre el nivel del mar por el temor a ser tragados por olas gigantes. Tanto Padang como Bengkulu son ciudades portuarias y en la memoria de los indonesios permanece presente el tsunami del 26 de diciembre del 2004 que mató a 170.000 personas en el norte de Sumatra.

Los barrios más afectados en Bengkulu han resultado ser Lais Seluma Kabubaten, en el sur, y Tais, en el norte, aunque la vista de la población desde el aire no permite descubrir grandes edificios caídos. No obstante, fuentes del Hospital Yunos de Bengkulu informaban de que los cristales de las ventanas se habían roto y que el edificio presentaba visibles daños en la estructura, mientras que la cadena de televisión SCTV ofrecía imágenes de ambulatorios con decenas de heridos tumbados en el suelo de la calle mientras los atendía personal médico.

Cerca del mediodía, el aeropuerto funcionaba con normalidad y las calles aparecían tranquilas. Se había restablecido el servicio eléctrico en la mayor parte de la ciudad y los teléfonos móviles volvían a tener cobertura. Los comercios se encontraban abiertos y llamaba la atención las largas colas de personas en las gasolineras para acumular carburante en caso de que se produzcan cortes.

Equipos de rescate empezaron a llegar hoy a la región y estaba prevista la llegada a Bengkulu de dos aviones Hércules C-130 de la Fuerza Aérea de Indonesia con ayuda humanitaria. El presidente de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono, ordenó anoche al Ejército colaborar con las autoridades locales en la búsqueda de víctimas y para ayudar a los necesitados.

Indonesia se asienta sobre el llamado "Anillo de Fuego del Pacífico", un área de gran actividad sísmica y volcánica que es sacudida por unos 7.000 temblores al año, la mayoría de baja potencia.