Cuando era candidato ya dejó entrever que volver a pisar la luna no estaba entre sus planes. En febrero, Barack Obama dio las primeras pistas al anunciar, por un lado, una partida de 4.400 millones de euros para el presupuesto de la NASA, pero por otro su intención de acabar con uno de los proyectos estrella de la agencia espacial estadounidense, Constelación, que se había marcado el reto de volver a la luna en el 2020.

Desde que se instaló en la Casa Blanca la incertidumbre se ha ido apoderando poco a poco de la comunidad aeroespacial, que no ha dudado en quejarse en público por la falta de un plan concreto para la NASA, malestar trasladado también al Congreso. El presidente parece haber tomado nota y hoy se dispone a anunciar su nueva estrategia espacial. El lugar elegido no podía ser otro: el Centro Espacial John F. Kennedy, en Cabo Cañaveral.

La Casa Blanca ya ha dado a conocer las líneas maestras del nuevo plan, adelantado por el administrador de la NASA, Charles Bolden. Pasa principalmente por reestructurar Constelación, abandonar los planes de volver a la luna y concentrarse en la exploración de la órbita terrestre, y continuar con las misiones a la Estación Espacial Internacional (ISS). La revista The Atlantic aseguraba ayer que otra de las estrategias es invertir menos en viajes y dedicar más fondos al estudio del calentamiento global.

48 MILLONES POR ASTRONAUTA El presupuesto de la NASA para los próximos cinco años es de casi 73.200 millones de euros, de los que 7.300 millones corresponden a este año y 9.500 millones al 2011. Cada vez que EEUU envía un astronauta al espacio cuesta casi 48 millones de euros, mientras que en el caso de los rusos son 37 millones de euros y, si son empresas privadas, cae hasta 15 millones de euros.

Precisamente, una de las propuestas es dar mayor protagonismo al sector privado en el diseño de los transbordadores, aunque ni Boeing ni Lockheed Martin están del todo convencidos. Los transbordadores actuales serán retirados a final de año y al cancelar Constelación no estarán disponibles las nuevas naves, por lo que los relevos en la ISS quedarán a cargo de las rusas Soyuz.

PUESTO DE HONOR Constelación había vuelto a llenar de ilusión a los amantes del espacio: incluso se planteaba por primera vez el reto de hacer viajes tripulados a Marte. La realidad es que el calendario no iba a cumplirse, pero para quienes no ocultan su fascinación por las exploraciones lunares la falta de resultados no es suficiente para renunciar al puesto de honor que siempre ha ocupado EEUU.

Uno de los astronautas que participaron en la misión del Apolo 17 , Harrison Schmitt, lo tiene clarísimo. Hace semanas lamentaba en las páginas de The Washington Post que los actuales inquilinos de la Casa Blanca no tengan fe en el liderazgo de EEUU en la carrera espacial y consideraba "malo para el país" poner fin al programa Constelación, puesto en marcha durante la Administración Bush.

Que la comunidad aeroespacial esté que trina no sorprende a nadie. Tampoco que hayan puesto el grito en el cielo los políticos de Florida, estado históricamente ligado a la carrera espacial de EEUU, con su plataforma de lanzamiento en Cabo Cañaveral. Republicanos y demócratas de Florida han enviado cartas de protesta al Despacho Oval, ante la que se avecina por la pérdida de empleos. Para el senador Bill Nelson las críticas se acabarían hoy mismo anunciando Marte como nuevo objetivo a conquistar.