El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, alertó hoy al Consejo de Seguridad del reciente aumento de la tensión en el Líbano y pidió una vez más el desarme del grupo chií Hizbulá, al que acusa de crear "una atmósfera de intimidación" en el país y la región. Así lo señala el secretario general en un informe sobre el país que fue presentado hoy ante le Consejo de Seguridad por el enviado especial de la ONU para Oriente Medio, Terje Roed Larsen, en una intervención a puerta cerrada ante los quince miembros del máximo órgano internacional de seguridad. Ban detalla en su informe que "en los últimos meses" ha aumentado la tensión, lo que, debido a "la crisis política y la parálisis institucional" que atraviesa el país ha derivado en una falta de progreso a la hora de aplicar la resolución 1.559 del Consejo de Seguridad. "Para mi profundo pesar, no se han registrado avances en la aplicación de las restantes disposiciones de la resolución 1.559 (2004) desde mi último informe", indica el máximo responsable de la ONU, que habla de un "preocupante deterioro" de la situación en un país que presenta "una situación política polarizada". "La ausencia de un Gobierno en funciones en el Líbano durante varios meses ha creado un vacío de poder y seguridad del que podrían aprovecharse grupos extremistas y armados en una situación que ya es frágil y está polarizada", añade Ban. El máximo responsable de la ONU asegura que "el aumento de las tensiones en el país" se debe principalmente a "las especulaciones acerca de las actuaciones del Tribunal Especial para el Líbano" (TEL), respaldado por la ONU y que tiene por objeto investigar el asesinato del ex primer ministro Rafic Hariri en 2005. Además, subraya que "la proliferación generalizada de armas que escapan al control del Estado, sumada a la presencia constante de milicias fuertemente armadas, no auguran nada bueno para la paz interna y la prosperidad del Líbano". Ban pide por ello el desarme del grupo chií Hizbulá, al que acusa de crear con su arsenal "una atmósfera de intimidación" y plantear "un importante problema para la seguridad de los civiles libaneses y el monopolio estatal del uso legítimo de la fuerza". "Insto a los dirigentes de Hizbulá a que finalicen sin demora la transformación del grupo en un partido político exclusivamente libanés y procedan a su desarme, conforme a lo exigido en el Acuerdo de Taif y en la resolución 1.559", dice Ban, que destaca que "en un Estado democrático, un partido político no puede mantener su propia milicia". El secretario general señala además que la frontera entre el Líbano y Siria sigue sin marcarse y pide a los líderes políticos del país que centren sus esfuerzos en reforzar la soberanía y la independencia de su país y de las instituciones, un proceso que debe culminar con el desmantelamiento de todas las milicias. Ban también hace un llamamiento "al Gobierno que se ha de constituir en el Líbano, miembro fundador de Naciones Unidas, a que se comprometa a la aplicación de la resolución 1.559 y todas las demás resoluciones de la ONU relativas al Líbano, y que tome medidas tangibles para su aplicación". "Me preocupa profundamente que la desconfianza entre las partes sumada a la presencia constante de milicias pueda dar origen a tensiones y a una posible inseguridad e inestabilidad en el Líbano y en otros países", subraya el secretario general. "Contra el telón de fondo de la agitación política que se ha producido en toda la región, la ONU y los Estados miembros deben mantener su firme compromiso con la aplicación de la resolución 1.559 (2004) en aras de la paz y la estabilidad regionales, en un momento particularmente difícil y complicado", concluye Ban.