Los productores agropecuarios argentinos han ganado las calles de Buenos Aires a los Kirchner: más de 200.000 personas acompañaron el martes, de la mano de la oposición y una clase media y alta cada vez más enfurecida, las reivindicaciones de un campo que se resiste a pagar impuestos por sus ganancias extraordinarias. El Gobierno, que solo convocó a unos 80.000 simpatizantes, confiaba en tomarse la revancha en el Senado convirtiendo finalmente en ley la Resolución 125, que grava las exportaciones de grano, en especial la soja. El triunfo, sin embargo, le puede costar muy caro.

Argentina ha convocado a los peores fantasmas del pasado. Derrotemos a la dictadura de los KK , decían algunos carteles en el acomodado barrio bonaerense de Palermo Chico. Parte de los que se reunieron allí dicen que el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner huele a lo peor.

Néstor Kirchner, su esposo, no se ha quedado atrás en el uso de la consigna apocalíptica. No solo ha vuelto a alertar del peligro de un golpe si fracasa el proyecto de ley. También dijo que hay "comandos civiles" dispuestos a ejercer la violencia. En el Senado, añadió, se juega la suerte del "Gobierno nacional".