Los países de la OTAN tienen previsto dar hoy luz verde a los planes diseñados para iniciar el proceso de transición en Afganistán, cuyas fuerzas comenzarán a gestionar la seguridad en varias provincias en los próximos meses. Los ministros de Defensa aliados se reúnen en Bruselas con representantes de la veintena de países que cooperan con ellos en el país asiático a sólo diez días de que el presidente afgano, Hamid Karzai, anuncie oficialmente las primeras zonas en las que se llevará a cabo la transferencia de poderes. En la apertura del encuentro, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, aseguró hoy que las fuerzas de seguridad afganas están preparadas para el proceso, a pesar de la violencia que se continúa registrando en buena parte del país. "Nuestra estrategia está funcionando y está lográndose con una cooperación muy estrecha de los afganos", subrayó Rasmussen, que recordó que las fuerzas del país están luchando junto a las tropas internacionales en muchas operaciones, en la que incluso los soldados afganos suponen más de la mitad de los efectivos. Los ministros estudiarán y respaldarán hoy una serie de recomendaciones preparadas por la OTAN y las autoridades afganas sobre las zonas en las que se iniciará la transición. Karzai hará públicos los nombres el próximo 21 de marzo, coincidiendo con el Año Nuevo afgano. "El nuevo año afgano marca el inicio de una nueva era para la seguridad en Afganistán", aseguró Rasmussen. El objetivo, recordó el danés, sigue siendo completar el proceso de transición en el ámbito de la seguridad de aquí al final de 2014, cuando el control de todo el país debería estar en manos afganas. Eso no supondrá, sin embargo, que la OTAN abandone Afganistán, subrayó. "Al contrario, nuestras fuerzas seguirán allí para apoyar a los afganos y formar más efectivos" de sus fuerzas de seguridad, indicó Rasmussen. La mayor parte de los países que participan en la operación internacional en Afganistán, con Estados Unidos a la cabeza, tienen intención de retirar progresivamente sus fuerzas de combate. El pasado mes de enero, Washington confirmó sin embargo que continuará en Afganistán más allá de 2014 si el Gobierno y el pueblo afgano lo requieren, a pesar de que la intención del presidente estadounidense, Barack Obama, es hacer volver a la mayor parte de los soldados. La situación en el país asiático sigue siendo por ahora muy compleja y la OTAN admitió esta semana que es previsible que los combates se intensifiquen durante este año a causa, entre otras cosas, del incremento de tropas de la ISAF y del Ejército y la policía afganos. Ese aumento de fuerzas permitirá en principio que la OTAN incremente la presión sobre los talibanes y emprenda más ataques contra los puntos fuertes de los insurgentes. A día de hoy, ISAF -la fuerza que la OTAN dirige en Afganistán por encargo de la ONU- tiene unos 132.000 militares de un total de 48 países, veinte de los cuáles no son miembros de la organización. La Alianza prevé, mientras, que para octubre próximo las fuerzas de seguridad afganas totalicen 305.000 soldados y policías, gracias a la reducción de las bajas y deserciones y un aumento de las incorporaciones.