El presidente de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono, anunció ayer que el sureste asiático dispondrá de un sistema de prevención de tsunamis. La ONU quiere que esta red --ya existe una similar en el Pacífico-- funcione antes de un año. Si en la zona hubiese existido un plan de alerta de este tipo, que tendrá un coste de sólo 30 millones de dólares, el número de víctimas causadas por el maremoto de hace 10 días sería muy inferior a las 150.000 personas muertas reconocidas ayer por la ONU.

"Indonesia y otros países vecinos planeamos establecer un sistema de alerta para prevenir los desastres naturales, la pérdida masiva de vidas humanas causadas por éstos y hacer frente a futuras catástrofes", dijo Yudhoyono, informa Reuters. Esta red, compartida por varios países, puede enviar señales de alarma al detectar un maremoto de gran magnitud, dando tiempo a las poblaciones afectadas a evacuar las costas antes de la llegada de los tsunamis al litoral.

Curiosamente, dos de los países más afectados por el tsunami del 26 de diciembre (Indonesia y Tailandia) forman parte del sistema de alerta que opera en el Pacífico, pero sólo previene de los tsunamis que llegan a las costas del Pacífico y el maremoto afectó al litoral del Indico.

AYUDA EN ELEFANTES La operativa internacional para socorrer a los damnificados continúa, no exenta de numerosas dificultades. A las zonas más afectadas se intenta llevar la ayuda humanitaria en helicópteros y con elefantes en una carrera por salvar la vida de millones de supervivientes que lo han perdido todo.

Una de las preocupaciones de la ONU es la falta de medicamentos y material médico. En las zonas más castigadas las olas han destruido los hospitales. En las islas Maldivas, por ejemplo, preocupa la situación de 1.500 embarazadas que deben dar a luz en las próximas semanas y no tienen un centro sanitario donde hacerlo.

La cifra de muertos por el devastador maremoto continúa creciendo. Según la ONU, ayer ya eran casi 150.000 las personas fallecidas (más de 94.000 sólo en Indonesia, el país más castigado). Los extranjeros muertos en la zona son, oficialmente, unos 400, pero esta cifra será mucho mayor, ya que hay centenares de cadáveres que aún no han sido identificados y miles de turistas que continúan desaparecidos.