La Cámara baja del Parlamento checo decide hoy su disolución y la convocatoria de comicios legislativos anticipados en octubre, lo que permitiría al país salir de la crisis política desatada con la caída del Gobierno de centroderecha en junio.

El Gobierno que salga de las elecciones sustituirá al actual Gabinete tecnócrata en funciones, encabezado por el economista Jiri Rusnok, y que no consiguió ser refrendado por los diputados en la moción de confianza del pasado 7 de agosto.

La resolución de disolución de la Cámara precisa el apoyo de tres quinto del pleno, es decir, 120 sobre 200 escaños, un umbral que en principio no plantea problemas si se suman los votos de socialdemócratas, comunistas, conservadores y el populista Veci Verejne (Cosa Pública).

Mientras que las fuerzas de izquierda han sido en todo momento fervientes partidarios de disolver el Parlamento y convocar a la ciudadanía a las urnas, los conservadores se sumaron al tren en el último momento.

El jefe de los conservadores, Karel Schwarzenberg, confirmó hoy la postura oficial del partido de secundar el adelanto electoral.

"Es mejor el final de algo espantoso, que algo espantoso sin final", señaló el veterano Schwarzenberg, que fue ministro de Exteriores en una legislatura cuyos últimos compases han tenido los rasgos de una agonía, y han sido testigos del desmoronamiento de la principal fuerza de la derecha checa, el Partido Democrático Ciudadano (ODS).