Horas antes de que la justicia decida si puede ser investigado por una de las causas más sórdidas de la dictadura chilena, la operación Colombo, en la que murieron 119 opositores, el general Augusto Pinochet fue ayer nuevamente internado en el Hospital Militar de Santiago, según su familia, por un microinfarto cerebral.

Según las declaraciones de su hijo menor, Marco Antonio Pinochet Hiriart, su padre, de 89 años, se desmayó durante el desayuno. Y aunque se mantenía "estable" y "semiinconsciente", su situación, aseguró, "es más grave que las anteriores".

Pinochet Hiriart atribuyó a una "simple coincidencia" el hecho de que el dictador sea internado cada vez que la justicia debe pronunciarse sobre alguna de las causas que enfrenta. A su padre, dijo, "no le afecta lo que pasa en los tribunales". Sólo se siente molesto por las cosas que se dicen de él en la prensa. Pinochet Hiriart hizo especial referencia a la información que llegó de Buenos Aires sobre las supuestas operaciones bancarias que hizo en Argentina el general como parte del ocultamiento de su fortuna. Detrás de esa versión, dijo Pinochet Hiriart, está el Gobierno chileno, "que quiere tapar la red de negocios que existen entre familiares e íntimos amigos del señor presidente Ricardo Lagos".

Este nuevo incidente clínico del dictador coincide con la ofensiva que planean sus abogados para cerrar la causa por enriquecimiento ilícito alegando su mal estado. Paralelamente, se discute su eventual desafuero por la operación Colombo. En 1975 fueron asesinadas 119 personas, en su mayoría pertenecientes al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).