En un gesto destinado a calmar las iras de la opinión pública y el estamento militar de Turquía, la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) puso en libertad a los ocho soldados turcos capturados en una emboscada el pasado octubre. "La liberación de los soldados turcos es un gesto significativo para reducir la tensión", proclamó el secretario de Defensa británico.

La medida, que se pudo materializar gracias a los buenos oficios del Partido Democrático del Kurdistán (PDK), en el poder en el Kurdistán iraquí, aliviará la tensión con Turquía, tan solo horas antes de que el presidente estadounidense, George Bush, y el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, se vean las caras en Washington, en una reunión trascendental para determinar si Turquía lanzará una operación militar transfronteriza en el norte de Irak contra las bases de la retaguardia del PKK. "Esto es solo un primer paso; necesitamos ver las medidas concretas tomadas por los representantes de la autonomía kurda en Irak para poner límites a las actividades del PKK en su territorio", advirtió Des Browne.

Pese a la relativa distensión en la región, las escaramuzas entre militares turcos y el PKK continuaron ayer.