Los líderes políticos exhortaron hoy a los portugueses a votar para elegir un Gobierno que salve a la nación de la crisis, pero aún así muchos faltaron a las urnas por la playa y otros no sufragaron por culpa de protestas, abejas y tormentas. En una jornada tranquila pero con una participación inferior a los anteriores comicios legislativos de 2009, el jefe de Estado, el conservador Aníbal Cavaco Silva, fue el primero en alertar del peligro de un día caluroso y soleado para el ejercicio del sufragio. El presidente confesó su temor a que con el sol tan brillante que hacía en Lisboa surgiera "la tentación de ir a la playa y dejar a los otros una elección que es de todos". Pese a que, como los demás líderes lusos, recordó la grave situación económica que sufre Portugal, obligado a solicitar en abril un rescate financiero a Bruselas, Cavaco no logró movilizar lo suficiente a los ciudadanos. Transcurridas ocho de las doce horas de votación, habían sufragado el 41,98 por ciento de los electores frente al 43,3 que acudió a las urnas en las anteriores legislativas, cuya abstención final fue del 40,3 por ciento. Entretanto, las playas de los alrededores de Lisboa estaban hasta los topes mientras en muchos colegios electorales de la capital ni siquiera se formaban filas para ejercer el sufragio. Pero en otras zonas del país no fue la playa sino el mal tiempo lo que impidió a muchos portugueses acudir a las urnas. En una jornada con lluvias y tormentas anunciadas al final de la tarde en la mayoría de los distritos lusos, hubo quien dejó el voto para el último momento y no pudo llegar a las urnas por culpa de las riadas, como en el caso de muchos ciudadanos de Beja. En esta localidad, una de las principales ciudades de la mitad sur del país, las lluvias fueron torrenciales y causaron decenas de inundaciones que tuvieron en jaque a los bomberos. En cambio en los municipios de Tondela, Alijó y Castro Daire fueron los propios ciudadanos quienes impidieron la votación en señal de protesta. Indignados por la falta de médico en el pueblo, el cierre de una escuela o la demora de las obras de la carretera principal, los descontentos decidieron impedir la entrada a los centros de votación y pusieron candados y pegamento en sus puertas que obligaron a intervenir a la Guardia Nacional Republicana. En la aldea de Cabril el boicot a la votación fue más efectivo al aparecer el colegio electoral lleno de abejas que hacían imposible sufragar sin el traje protector de los apicultores. Además de los ciudadanos descontentos, uno de los partidos minoritarios que se presentan a los comicios dio la nota al pelearse con las autoridades electorales. Un dirigente del pequeño Partido Comunista de los Trabajadores Portugueses, que se presenta a las elecciones bajo las poco conocidas siglas de PCTP/MRPP, fue denunciado por la Comisión Nacional de Elecciones (CNE) tras hacer declaraciones políticas en un centro de votación que aparecieron en medios nacionales. La organización, una de las 16 que concurren a los comicios, aunque sólo cinco de ellas llegarán, según las encuestas, al Parlamento, optó después por denunciar también a la CNE, a la que acusa de "abuso de poder". El PCTP/MRPP es uno de los partidos que para la mayoría de los portugueses representa poco más que una ensalada de siglas entre las opciones políticas menos ortodoxas que concurren a la votación, como el Partido Por los Animales y la Naturaleza, el Monárquico, el de la Tierra, el Humanista, el Pro Vida y el Movimiento Esperanza. Los sondeos descartan que cualquiera de ellos consiga colocar un sólo diputado en el Parlamento, que volverán a llenar, según esos pronósticos, los cinco partidos tradicionales de Portugal, dos de derecha y tres de izquierda.